El pasado 11 de septiembre Carlos Alcaraz, tenista español y hasta hace unos días n.º 1 mundial, acudía a los toros a Murcia junto al matador de toros Pepín Liria y el exfutbolista y seleccionador nacional José Antonio Camacho. Unas imágenes que corrieron como la pólvora por redes sociales. Siempre se ha dicho que, en estos temas, el forofismo nunca es bueno, y decimos eso porque tanto de un lado como en otro se crean trincheras donde únicamente se busca el beneficio propio.
Taurinos y antitaurinos lanzan sus proclamas a favor y en contra de la presencia del tenista en una plaza de toros, la única diferencia es el trato que se le da al propio Alcaraz. Mientras que los taurinos agradecen su presencia, los animalistas usan el descalificativo hacia una persona que va libremente a un espectáculo totalmente legal. Una corriente que intenta ahogar a una fiesta de los toros que sigue sobreviviendo pese a su mala gestión interna y los ataques del exterior.
Pese a esos ataques, los taurinos debemos normalizar que personajes de tanta importancia acudan a los toros, algo que sin duda resulta difícil al estar estos tremendamente presionados por una determinada parte de la sociedad que decide que está bien y que no. Pero Alcaraz aun sabiendo la que le podía caer encima, tiró de personalidad, esa que le ha llevado a ocupar un puesto privilegiado en el mundo del tenis. Con 18 años tiene las espaldas muy anchas y pese a estas corrientes de mensajes y proclamas antitaurinas no se ha escondido y decidió estar presente en un festejo donde estaban anunciadas tres máxima sfiguras del toreo.
Los taurinos, o simpatizantes de la fiesta, no debemos escondernos, sino todo lo contrario, y eso es precisamente lo que hizo Carlos Alcaraz, tenista al que le ha salido multitud de defensores de reconocido prestigio. El último ha sido Pedro Ruiz, presentador, actor, escritor, cantante y humorista que viendo la toda la polvareda que se estaba levantando decidió apoyar a Alcaraz en redes con el siguiente mensaje: “El mundo se está volviendo un avispero de CENSORES. Alcaraz y todos los demás -nosotros, vosotros, ellos- están en su derecho de ir a los toros, los coches, las bicicletas o el lanzamiento de aceitunas. Legalidad y libertad. Te guste más o menos. STOP HITLERES”.
El mundo se está volviendo un avispero de CENSORES. Alcaraz y todos los demás -nosotros, vosotros, ellos- están en su derecho de ir a los toros, los coches, las bicicletas o el lanzamiento de aceitunas. Legalidad y libertad. Te guste más o menos
STOP HITLERES.— Pedro Ruiz (@ElPedroRuiz) September 13, 2023
Pero Alcaraz no es el único deportista o personaje público español que ha sufrido el ataque indiscriminado por parte de las hordas antitaurinas y animalistas, otros compañeros como Feliciano López o Roberto Bautista fueron atacados por ser aficionados al mundo de los toros y el caballo. Dentro del deporte Rey, el fútbol, hay un número ingente de futbolistas que acuden asiduamente a las plazas de toros, destacando entre todos ellos los españoles Sergio Ramos y Joaquín Sánchez, dos de los iconos de este país. Pero no son los únicos: Nacho Fernández, Ceballos, Koke, Iker Muniain, Rodrigo Moreno, Raúl González, Arizmendi o Iker Casillas son alguno de los ejemplos, existiendo otros extranjeros como Radamel Falcao, Chimi Ávila, Keylor Navas… que no han tenido ningún problema consigo mismo por ir a una corrida de toros.
Por todo ello la sociedad debe entender que hay diferentes formas de pensar, que a todos no nos puede gustar lo mismo, de ahí que dejemos actuar en libertad a todos aquellos que sienten admiración por los toreros y que deciden de motu propio acudir a una plaza de toros. Muchos de ellos se han apartado en estos últimos años por el miedo a ese linchamiento en redes sociales, otros, sin embargo, no tienen problema en predicar a los cuatro vientos que son taurinos. Juan del Val, Joaquín Sabina, Andrés Calamaro, Carlos Herrera, José Luis Garci entre muchos otros, o los recientemente fallecidos Pepe Domingo Castaño, Fernando Botero o Sánchez Dragó, siempre enarbolaron la bandera de una tauromaquia, defendiendo la libertad de poder acudir a un festejo taurino al igual que lo hacen yendo al cine, el teatro, el tenis o las carreras de caballos.