Hablar de Otoño y de Tomás Rufo es hacerlo de historias. La que hace cinco temporadas lo alzó a la gloria de Madrid con tres orejas a una novillada de Fuente Ymbro y, desde aquel momento, su carrera se lanzó a las alturas. Ahora, un lustro más tarde, el toledano regresa al coso del que posteriormente salió en volandas como matador para estar en el cartel del adiós del gran maestro de su vida: El Juli. Antes de la que es la cita más importante del final de su temporada, hablamos con Tomás Rufo.
Otoño y Tomás Rufo. La historia podría volver a repetirse. Dede aquel brindis a Florito te alzaste a la gloria…
La Feria de Otoño me trae muchos recuerdos, y ahora sobrevuelan la mente ante la tarde de mañana, con todo lo que conlleva el adiós de Juli a esta plaza. Esta despedida es muy importante, pero el público de Madrid quiero que vea el momento que estoy atravesando, ya que vengo cuajando toros en las últimas semanas.
La plaza estará sumida en ese adiós de Julián, pero la verdad del nombre de Rufo también pesa en el cartel.
El maestro ha influido mucho en mi carrera, me ha aportado muchas cosas. Es mi padrino de alternativa, de mi confirmación en Madrid, en Nimes… poder estar en su despedida en una plaza que ha sido clave en su carrera, para mí es un verdadero privilegio. Voy a intentar dar el cien por cien. No voy con la obsesión de cortar orejas, sino de cuajar un toro y ser fiel a mi concepto para que la afición de Madrid de verdad me vea de forma plena.
¿Pesa más la responsabilidad sobre Madrid a final de temporada, cuando sabes que la afición se quedará con esa imagen que darás durante todo el invierno?
Madrid pesa siempre. Te acarteles en mayo o ahora, es clave en la carrera de un torero. Da lo mismo en la época del año en la que te anuncies. Siempre me preparo muy a conciencia, con mucha dedicación y con mucha ilusión. A Madrid no puedes ir pensando en la faena perfecta, porque no existe. Madrid quiere ver entrega y yo estoy dispuesto a darla.
¿Con qué te quedas de esta temporada?
Ha habido tardes muy importantes, como la Puerta del Príncipe de Sevilla, a últimos de temporada la tarde de Talavera, mi tarde en Nimes… ha sido una temporada muy exigente. He dado la cara. Siempre se puede dar más, nunca está todo el trabajo hecho. Más que con triunfos rotundos, me quedo con momentos, con toros que he cuajado… siempre siendo fiel a mi concepto.
Hay una tarde de septiembre que fue Albacete en la que la espada te quitó un triunfo de máxima rotundidad.
Puede ser de los mejores toros que haya cuajado en mi carrera, lástima que no lo pude rematar como quería. Pero aún así fue una tarde que me aportó mucho.
Ya le brindaste a El Juli en Illumbe. Si se puede, ¿qué le dijiste?
Fueron todo palabras de agradecimiento. Esa tarde, además, no estaba en ese cartel, sino que sustituía a Roca Rey. También el maestro en ocasiones como esta tira hacia adelante y era una oportunidad de oro para mí, en un mano a mano junto a él. Fue una tarde preciosa, y ese último toro se lo dediqué a él por todo lo que me ha aportado, que no es poco.
El Puerto de San Lorenzo, ¿qué supone este encaste en tu corta carrera?
Me trae buenos recuerdos, ya que el año pasado en San Isidro pude cuajar un toro, le corté una oreja en mi segunda tarde en la Feria, y es una ganadería que atraviesa un momento extraordinario. No he visto la corrida, pero es muy buena para Madrid según me han dicho. Ojalá saquen lo mejor que llevan dentro.