CAMPO BRAVO

Un toro de Soberbina ‘liquida’ un cercado para llegar a las hembras: el momento de apuro del mayoral


sábado 28 octubre, 2023

Uno de los cuatreños de la camada de Torrehandilla-Soberbina no acepta que se le maneje como al resto de sus hermanos y se arranca.

Soberbina
Un toro en una imagen de archivo. © Pablo Ramos

El toro bravo es de los animales más sensibles que hay en nuestro entorno en relación con el cambio de tiempo, la alimentación y el manejo. Por todo ello, tanto los ganaderos como los vaqueros y mayorales deben estar muy pendientes de ellos prácticamente a diario, más si cabe cuando hay astados de un comportamiento más arisco y solitario. Ahí es cuando hay que extremar la precaución al tratarse de animales imprevisibles en su comportamiento.

Ese es el caso de uno de los cuatreños de la camada de Torrehandilla-Soberbina, un toro con el que ya habían tenido varios problemas, un ejemplar que nunca se hermanó con sus compañeros de camada. Tanto el mayoral como el ganadero sabían que si no cortaban de raíz su mal comportamiento, este podía campar a sus anchas, imposibilitando que los caballistas pudieran entrar en su cercado. En el campo bravo siempre hay animales que se salen del guion, es decir, que pese a la nobleza reinante sacan a relucir su comportamiento altivo y arrogante.

Un ejemplar que no acepta que se le maneje como al resto de sus hermanos, se arranca y es peligroso, de ahí que esté solo y apartado en la parte concreta del cercado, lugar desde el que controla todos los movimientos. Este es un toro que no tiene relación alguna con sus hermanos; es más, cuando el mayoral intenta hermanarlos, éste no quiere saber nada y se va junto al vallado, lugar donde tiene la querencia. Allí se refugia, se siente protegido y no quiere saber nada de nadie.

El toro mide una enormidad, obligando al mayoral a estar en tensión, acortando las distancias con el peligro que ello conlleva. Pese a tener una alambrada por delante, eso no es problema para un astado que está caliente y con ganas de pelea. De arrancarse podría hacer añicos dicha alambrada, algo que sabe tanto el caballo como el propio mayoral. Pero Francisco sabe que no puede doblegarse, tiene que hacerle ver quién manda, de lo contrario será imposible volver a intentarlo.

Una grabación que vuelve a sacar a relucir el carácter de determinados animales cuando se le impone algo. En esta ocasión el vaquero andaba dentro de la cerca intentando reconducir al toro, mientras que el mayoral se encontraba al otro lado de la alambrada intentando que el astado no se saliera de su cercado. Momentos de tensión que también se palpaban en el comportamiento de un caballo que era plenamente consciente del riesgo que entrañaba dicha faena.