El torero Paco Ureña fue el protagonista en la noche de ayer jueves, 2 de noviembre, de la apertura de las tertulias invernales de la Asociación El Toro de Madrid. El salón del restaurante Puerta Grande, en los aledaños de la plaza de toros de Las Ventas, se quedó pequeño para escuchar al de Lorca, que toreó con la palabra con pureza, verdad y entrega, al igual que se expresa delante del toro en el ruedo.
Ureña acudió a la cita junto a su apoderado, el torero salmantino Juan Diego, pudiéndose comprobar la buena sintonía y entendimiento que hay entre ellos. Entre el público, también estaba el periodista y narrador de las retransmisiones de OneToro, David Casas, que no quiso perderse la cita que dirigió notablemente, como acostumbra, el presidente de la asociación El Toro de Madrid, Roberto García Yuste.
En el prólogo, Yuste alabó la figura de Paco Ureña: «Dicen que los del 7 no nos gusta nada, no se sabe lo que hay que hacer para ser torero de Madrid o triunfar en la plaza de toros de Madrid, pues yo pongo muchas veces el ejemplo de Paco Ureña. Es un torero de Madrid porque se lo ha ganado en el ruedo con una característica: la verdad. Y esa verdad está basada en estandartes: la entrega, la colocación y el valor. Por eso es torero de Madrid y por eso tiene el reconocimiento de la Asociación el Toro de Madrid»
Además, Carlos Rodríguez, miembro del equipo de la Asociación El Toro, realizó una preciosa semblanza del torero de Lorca y de sus logros Conseguidos en la primera plaza de toros del mundo.
«Para mí es emocionante estar aquí. Significáis mucho. Sois la afición de la plaza a la que yo amo, de la que me lo ha dado todo, y la que me comprende mejor que nadie, la que sabe como yo intento interpretar el toreo. Las gracias os las debo dar yo a ustedes que ustedes a mí», abrió Paco Ureña la ronda de preguntas de los aficionados.
Ureña repasó su carrera y su paso por la plaza de toros de Las Ventas, comentando que: «Por este orden creo que las tardes que más me han marcado en la plaza de toros de Madrid han sido, primero la de mi confirmación, que me devolvió la vida como torero y como hombre, porque si esa tarde no hubiese ocurrido nada no estaría aquí; la tarde del toro de Fuente Ymbro fue un golpe duro para mí, muy duro, viví momento muy complicados; luego la tarde del toro “Murciano” de Adolfo, donde saqué el alma, el sentimiento, lo que toda mi vida he deseado expresar en una plaza; luego llegaron tardes importantes como la del toro “Pastelero” de Victorino Martín, la de la Puerta Grande, que la voy a llevar siempre en el alma; pero la que más he salida satisfecho de la plaza ha sido la de este año de Victorino Martín, ha sido la más importante de mi vida a todos los niveles»
Hubo un momento de risas al recordar al toro más complicado que ha lidiado Ureña, un toro de Cortés, segundo hierro de la casa de Victoriano del Río, condenado a banderillas negras en la pasada feria de Otoño: «Victorino se cambió por Victoriano. Ese toro me ha marcado muchísimo. Cuando salió el pañuelo rojo no sabía que era. Me pregunté, como de lejos no veo bien, ¿Lo han devuelto? Me dijeron que era banderillas negras y todavía dudaba porque pensaba que el pañuelo era negro. Estaba muy perdido. Cuando cogí la muleta solo pensaba en que me iba a coger. Luego el toro tuvo algunas cosas para poder plantearle un trasteo»
Tras comentar como siente el toreo, como lo expresa y dudar de si se toreo ahora mejor que antes, Paco Ureña abrió un melón para la reflexión: «Lamentablemente ahora, además de perder respeto, se ha perdido el esfuerzo. Ahora, casi el 90% de los que quieren ser toreros se creen que merecen más de lo que tienen, porque quieren llegar arriba y conseguirlo todo sin esfuerzo, sin sacrificio, sin saber que esto es un mundo muy complicado…. Por eso digo, que en el toreo en unas cosas hemos ganado, pero en otras hemos perdido muchísimo»
En el repaso a su temporada Paco Ureña dejó a todos atónitos cuando le preguntaron por qué estuvo casi dos meses sin torear después de su gran actuación en San Isidro: «El período que estuve sin torear de Madrid a Santander fue duro para mí, para mi familia, para mi cuadrilla, para mi apoderado, en general para mis amigos, porque, sinceramente, cuando pasó la tarde de Madrid con los Victorinos pensaba que iba a tener otra situación profesional, que iba a marcar un antes y un después, no sé si equivocadamente o acertadamente, pero lo sentía así por lo que había vivido en la plaza. A los tres o cuatro días surge la baja de un compañero que deja un montón de sustituciones en las ferias y creía que iba a poder coger alguna sustitución, pero no llegó ninguna. Nadie me llamó. Así que un día sentado en casa, hablando con mi apoderado por teléfono del tema, colgué y le dije a mi mujer: “Me quito, no puedo más”. Esa fue una situación en la que me tambaleé mucho. A los tres días rectifiqué, pensé que estaba tonto, pero sufrí mucho y lo gestioné mal, porque me afectó mucho, no era capaz de salir de un bucle. Luego, afortunadamente, todo pasó»
Juan Diego, su apoderado, tomó la palabra al final de la tertulia para engrandecer la figura de su poderdante: «Admiró a Paco como torero y como persona. Para mi es un ejemplo de vida. Es un privilegio poder acompañar a alguien tan especial, que hace cosas tan importantes dentro de mi propia profesión. Mi admiración como persona por todo lo que supera, por todo lo que entrega, por como es, por la dedicación absoluta a su profesión y al toro; y como torero porque hace cosas que son imposibles de hacer para las personas normales, solo están cerca de los héroes, por enfrentar su concepto con el toro como él lo hace. Tiene un valor extraordinario en la plaza y fuera de ella»