Juan del Álamo, Román y José Garrido cerraban este domingo 23 de mayo el San Isidro de Vistalegre en un festejo que llevaba el hierro de Adolfo Martín. A las siete de la tarde arrancaba el paseíllo.
Juan del Álamo se impone al peligroso pitón izquierdo del primero de Adolfo y da vuelta al ruedo
Juan del Álamo se intentó fajar con un toro que tampoco era tanto de fajarse como de ponérsela delante y esperar que fuera. A base de acompañar, le sacó muletazos bonitos (aunque por momentos con carencia de gobierno) que al final hicieron que el astado no hiciese más que acortar los viajes hasta que se puso prácticamente imposible. Le puso entrega y ganas frente a un pitón izquierdo que se puso muy agrio, a pesar del peligro que corría de que le hiriese por ese lado. Mató de un estoconazo y dio la vuelta al ruedo.
Román se mete en el terreno del peligro ante el barrabás segundo, pero los pinchazos le arruinan la oreja
No se definió en los primeros tercios el serio segundo de Adolfo, animal que ya mostró que iba a tener una embestida explosiva en la distancia corta y que iba a buscar los tobillos de Román. Y así lo hizo cuando el torero le plantó la muleta por el lado izquierdo: lo prendió y le dio un varetazo en el muslo. El animal sorprendía en el final del muletazo, en cuanto veía las zapatillas del torero, y se revolvía con violencia, algo a lo que no le echó cuentas el valenciano para imponerse. Tiró la moneda y estuvo firmísimo por el lado derecho, cruzándose al pitón contrario, buscando la zona del peligro; en la distancia corta en el final del trasteo, se metió Collado entre los pitones del de Adolfo. Mató de dos pinchazos y media estocada, lo que evitó el premio. Ovación tras aviso.
El poso de Garrido por encima del deslucido tercero de Adolfo
Serio también el tercero, que no se lo puso fácil al capote de José Garrido de salida. Ya en faena, por el lado derecho le provocó sin toque brusco pero sí firme Garrido, haciendo que se tragase muletazos con la personalidad del extremeño. Se gustó en ese pitón derecho Garrido, componiendo por momentos trazos templados ante la incierta embestida del cárdeno. Al natural el animal iba con la cara alta desde mitad del muletazo, intentando desentenderse de la proposición de un torero que esperó siempre el toro, hizo con suavidad cada uno de los movimientos y le sopló muletazos al tranco dormido del de Adolfo. Silencio tras estoquearlo con habilidad.
El “Madroñito” cuarto torna su humilladora condición inicial en reservona y violenta durante la faena de Del Álamo
“Madroñito”, nombre ya célebre en la ganadería de Adolfo, se llamaba un cuarto al que Juan del Álamo recibió con limpieza a la verónica, mostrando ya el animal su condición humilladora en las telas del charro. Lo dejó que se arrancase de lejos al caballo, quitando a la verónica Del Álamo tras la primera vara y haciendo una intentona de quite fallido Román tras otro puyazo ante un toro que también dejó Del Álamo de lejos. Incluso entró por tercera vez al jaco. Pero tornó su condición en peligrosa el animal, desarrollando sentido en la distancia corta y no poniéndoselo fácil a Del Álamo muleta en mano. Su humilladora condición inicial la tornó en reservona y violenta. El mirobrigense mató de varios pinchazos. Silencio.
Entrega de Román de nuevo ante el quinto, al que pincha
“Madroño”, con sus dos puntas veletas al cielo, fue aplaudido de salida de inicio. Jadeadas fueron las verónicas con más voluntad que pulcritud de Román. Toque fuerte firmeza oara aguantar su viaje y cruce entre pitones fueron los ingredientes que le recetó Collado al animal para sonsacar los momentos más lucidos del trasteo por el derecho. Aguantó y se quedó en el sitio el valenciano. De nuevo se impuso entre los pitones en el final de faena, pero un doble pinchazo evitó todo premio posible. Ovación tras aviso.
Capacidad de Garrido para sobreponerse a un sexto al que pinchó
Imprimió gusto capote en mano José Garrido para saludar al sexto del festejo, un animal al que también dejó detalles seda en mano antes de brindar al público. Con ese mismo concepto de gusto llevó al animal hasta el centro del anillo Garrido en el inicio de faena, incluso con algún muletazo a pies juntos de bella estampa. A partir de ese momento, construyó una faena en la que la capacidad e inteligencia fueron la base para hacerle frente a otro toro complicado. Mató de doble pinchazo y estocada.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Vistalegre. Última de Feria. Corrida de toros. Unas 2.000 personas en los tendidos.
Toros de Adolfo Martín. Humillado pero simplón y sin clase el vulgar primero, ovacionado; medidor y tobillero el zorrón segundo; mansurrón y reponedor el deslucido tercero; violento, temperamental y orientado el peligroso cuarto; exigente y correoso el mirón quinto, complicado pero con cierto fondo;
Juan del Álamo, vuelta al ruedo y silencio.
Román, ovación tras aviso y ovación tras aviso.
José Garrido, silencio y palmas tras aviso.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO