Desde hace unas semanas muchos son los ganaderos de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia -RUCTL- que están adquiriendo hierros sacados a subasta para comenzar nuevos proyectos ganaderos. Si el pasado martes se destapaba la compra del hierro de Pérez de la Concha por parte de Fermín Bohórquez, muchos otros han sido los ganaderos que ha pujado por otros hierros que se encontraban “latentes” y “vacíos” y a los que la propia Unión quería volver a poner en el mercado.
“El hierro de Pérez de la Concha lo he comprado yo, pero su dueño es Morante de la Puebla”, comentó el propio ganadero jerezano ayer en Almodóvar del Campo, confirmando así la noticia dada por este medio hace unos días. A Fermín hay que sumarle otros ganaderos de la propia Unión como José María López, propietario de la ganadería de Concha y Sierra y ahora también de la señal, la sigla y la divisa de Hernández Pla, hierro con una antigüedad del 12 de noviembre de 1882. Otro de los hierros adquiridos ha sido el de Juan José González, el cual herrará los animales de la rama Martelilla que posee en tierras cordobesas Esperanza Domínguez Castaño, hija de Antonio Domínguez Camacho.
Pero volvamos a la compra del hierro de Hernández Pla, ganadería propiedad de la RUCTL tras las deudas contraídas por su anterior propietario. Un hierro que salió a subasta y que se llevó finalmente el citado José María López, el cual en una reciente entrevista a los compañeros de ABC confirmó dicha compra y su puja por el hierro de Pérez de la Concha, otra de las joyas de la corona del campo bravo: “Me enteré de que la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia sacaba a subasta algunos hierros. En principio, yo quería lo de Pérez de la Concha para así tener todo lo de la rama”.
“Mi intención era comprar ese hierro, pero me encontré con que Fermín (Bohórquez) también había pujado para que se lo quedara Morante y ofreció cinco mil euros más que yo. El ofreció 25.000 y yo 20.000. Al ver que ya no podía quedarme con ese hierro, vi toda la lista y me gustó el de Hernández Pla, pues siempre he querido tener algo de Santa Coloma” acababa comentando el propio José María López.
Pero para dar validez a esta compra, la RUCTL debía tener constancia antes del 31 de diciembre de la entrada de ganado en dichos hierros, algo que el propio José María ya tenía en la cabeza antes de su adquisición: “He comprado unas vacas a Rehuelga y un semental. Y me gustaría que los ganaderos de La Quinta me alquilasen uno. También voy a hablar con los de Pablo Mayoral. Hasta dentro de cinco años no veré los frutos”.
Hernández Plá y la historia de un hierro con más de 140 años de antigüedad
La forma en 1944 don José María Hernández Pla con vacas y sementales de don Bernardo Escudero Bueno procedentes de Albaserrada. En 1955 pasa a sus herederos que añaden un semental de Samuel Hermanos. En 1957, uno de los tres lotes en que se divide la ganadería, pasa a su hija doña Teresa Hernández Cabazón, la cual la vende en 1959 a don Gabriel Hernández Pla que añade un lote de vacas y un semental de don Samuel Flores. En 1968 adquirió un lote de vacas y un semental de doña Francisca Sancho, viuda de Arribas, y ese mismo año, por fallecimiento de don Gabriel, pasa a anunciarse a nombre de sus herederos.
En 1969 eliminan todo lo anterior y adquieren un lote de vacas y un semental de don Joaquín Buendía. En 1974 se sustituye el hierro por el que había tenido su abuelo don Esteban Hernández. En 2000 la ganadería es adquirida por la sociedad “Horsebull, S.L” que, conservando hierro, señal y divisa, la anuncia “Hernández Pla” conservando la misma procedencia. En 2008 anuncia «Hernández Pla-San Martín» y añade todas las reses de la antigua ganadería «San Martín», de D. José Chafick Hamdam.
Un hierro que tomó antigüedad en Madrid el 12 de noviembre de 1882 bajo la propiedad de Don Esteban Hernández Martínez, uno de los personajes más importantes en la historia del campo bravo madrileño. Desde finales del siglo XIX, su nombre cobró justa fama y sus toros fueron conocidos como “los pablorromeros de Madrid”. Sus herederos mejoraron aún más la ganadería, favorita de las figuras de la Edad de Oro y de Plata del toreo, pero la guerra civil truncó brutalmente su continuidad. Todas las reses fueron aniquiladas, mas no así la afición de sus hijos, los hermanos Hernández Pla, que en cuanto pudieron volvieron a criar toros bravos bajo el hierro que tanto lustre le había dado su fundador escribía Joaquín López del Ramo.
La ganadería de don Esteban Hernández procedía del Raso del Portillo, a lo que se añadió ganado de Maria Luisa Zapata. Finalmente el ganadero acabó desechando lo de procedencia castellana, quedándose con lo vazqueño, a lo que añadió reses de Trespalacios. Les llamaban ‘los pablorromeros de Madrid’. Don esteban murió a causa de una caída del caballo embarcando una corrida para Madrid publicaban hace una década en el blog Toro, Torero y Afición. Por lo tanto, el hierro adquirido por José María López contiene una hermosa historia detrás, ese que marcó a fuego a animales de distinta índole y que tras quedar en un cajón tras ser diezmada la ganadería volvió a cobrar notoriedad en 1974.