Hablar de Pablo Hermoso de Mendoza en el mundo del rejoneo es hacerlo de, quizá, la máxima figura en esta disciplina en toda la historia. Pablo, desde que tomara la alternativa en agosto de 1989, se ha convertido en todo un pilar para aficionados y compañeros de profesión. Ante su última temporada en activo, y desde México -donde está haciendo una extensa gira para revitalizar el toreo en plazas tanto grandes como pequeñas-, el navarro nos atiende en una amplia entrevista en la que no habla solamente de él, sino del futuro de su gran proyecto, su hijo Guillermo.
PREGUNTA- En primer lugar, ¿por qué el adiós de Pablo ahora, en uno de los momentos en los que el aficionado más está saboreando su clasicismo?
RESPUESTA- Se suele decir que en la vida se recoge lo que se siembra, y ahora estoy viendo especialmente en México toda la entrega que he dejado en este país durante 24 años. No se ha olvidado, sino todo lo contrario; te demuestra el aficionado cada tarde que no quiere que te vayas. La que he tomado ahora es una decisión que llega tras muchas vueltas. Creo que es un momento bueno, cuando aún estoy en forma, pero aún estoy con la capacidad de dar buenas tardes de toros. La llegada de Guillermo ha sido importante; puedo seguir viviendo la Fiesta junto a él. También hay una parte humana, porque el Pablo Hermoso artista y torero ha acaparado al Pablo Hermoso humano, y ahora quiero reencontrarme con él para volver a mi vida normal de los 18 años, aunque no los tenga.
Haciendo repaso por su carrera, usted trae muchas novedades al toreo a caballo: las corridas de tres y sin colleras, no matar novillos tras la alternativa, equiparar el estatus de los rejoneadores al de los toreros de a pie… ¿de cuál de ellas está más satisfecho?
Estoy orgulloso del conjunto de todas ellas, pero sobre todo de lo que han causado todas ellas en el toreo. Ahora estoy viendo cómo en México se ha reactivado la Fiesta en sí, una Fiesta que pasa por momentos difíciles. Me dicen los ganaderos, los empresarios y los propios aficionados lo importante de la reactivación de plazas en temporadas así, como las de hace veinte años. Y también me transmiten miedo por ver qué va a pasar ahora que me voy yo o que se ha ido el maestro Juli. Yo espero que no, que jóvenes como mi hijo sean capaces de reactivar esto.
“João Nuncio fue un pilar fundamental en el toreo a caballo”
Su carrera es, por extensión y éxitos, un catálogo de rejoneadores que han aportado mucho a la profesión, pero ¿en quién se fijaba usted cuando fraguaba aún su personalidad? ¿Qué torero a caballo ha sido su referente? ¿En quién se ha fijado más para que luego usted haya llegado a ser el pilar del rejoneo en la historia?
Te hablaría, sin llegar a conocerlo, de João Nuncio. Él fue un pilar fundamental en el toreo a caballo. Y, de los conocidos, Joao Moura. A pie ha habido muchos más, como Curro Romero, Antoñete, Rafael de Paula, José Mari Manzanares, Curro Vázquez… algunos festivales por el norte eran la referencia para mí de esa veteranía y ese arte. A nivel de logística, siempre me fijé más en los grandes maestros de a pie, que es donde de verdad se han manejado carreras importantísimas, mandando en la Fiesta y canalizándola por el mejor camino.
Usted ha dejado claro en varias entrevistas también su admiración por José Tomás. De hecho, para algunas de sus reapariciones lo elige para torear, en Málaga por ejemplo.
Es de los toreros contemporáneos a los que más he admirado, el mayor referente no solamente como torero sino como persona en la vida. Es una persona con unos principios tan nobles, tan profundos y tan sinceros que es digno de admirar en todos los aspectos de la vida.
¿Imaginó, la primera vez que se subía a un caballo, una carrera como la que ha tenido?
En absoluto. Era soñador, y soñaba en grande, en hacer algo diferente y distinto, pero nunca me atreví a pensar esto.
“Guillermo ve los toros mucho antes que yo y tiene una personalidad que le hace sufrir menos en la plaza”
Es inevitable pensar que ahora traspasa sus poderes a su hijo Guillermo, pero ¿qué tiene Guillermo de usted y qué tiene que usted nunca ha visto en sí mismo?
Guillermo tiene de mí muchísimas cosas, de hecho lo veo en fotografías o en momentos y dudo si es él o soy yo. Ese momento, esa manera de llegar a la reunión… son especiales. Pero él tiene cosas que yo no he tenido, como la capacidad para ver los toros. Él ve los toros mucho antes que yo y lo define también mucho antes. Tiene una personalidad que le hace sufrir menos. No sé si es un poco más seguro de sí mismo que yo; yo he sufrido mucho por mi exigencia a mí mismo, no dentro de la plaza sino fuera. A Guillermo le veo disfrutar mucho más.
Usted ha introducido muchas novedades en su cuadra, como el caballo Hannoveriano, cuyo máximo exponente es Berlín. ¿De cuál de estas novedades se siente más orgulloso? ¿Cuál le ha salido mejor?
La verdad que he trabajado mucho en el tema de la ganadería caballar, haciendo muchas alquimias y cruces. He tenido grandes caballos que han salido de mi casa. Estoy orgullosísimo, con caballos relevantes: Berlín ha sido relevante, pero Caviar -con mezcla de Cagancho y árabes- fue un gran artista. Y una amplia gama de caballos que ahora se están cuajando en México. Uno va haciendo porcentajes entre los caballos que ha criado y, si uno retrocede a los principios de esos caballos figuras, los que tengo aún son mejores a esas figuras que he tenido en mi carrera.
“He sido un torero del pueblo, que me ha gustado estar en todos los escenarios”
Se están cociendo ahora las grandes Ferias, especialmente Madrid, Sevilla y Valencia, ¿se puede avanzar algún gesto o el gran gesto será ir a todas las plazas porque todas lo merecen?
Siempre he pensado en algún evento especial, pero la verdad que hubiera sido algo más a saldo en alguna corrida. En México está siendo una experiencia preciosa la de repartir esa intensidad entre todos los públicos; quiero que, en Europa, en los escenarios que vaya, todo el mundo pueda participar de esa despedida. Ahora está aún la temporada muy verde, pero quiero que sea un 2024 no tan extenso como lo está siendo México, pero sí me gustaría entremezclar plazas grandes y chicas. He sido un torero del pueblo, que me ha gustado estar en todos los escenarios. Quiero
Y cuando termine esta temporada y suene el clarín y no sea para usted, ¿qué?
Pasarán por mi mente muchas cosas que pasan ya ahora, cuando me despido de plazas y regreso a ellas como mero espectador. Esa nostalgia y ese pedazo de mi vida que me va a faltar; deberé adaptarme, pero indudablemente lo echaré mucho de menos.