CAMPO BRAVO

Diego Ventura vende su ganadería brava


jueves 25 enero, 2024

El rejoneador sevillano avanza en una entrevista en Cultoro que ha vendido la ganadería brava que poseía.

Ventura
Diego Ventura a hombros en Las Ventas. © Luis Sánchez Olmedo

La unión del rejoneador Diego Ventura con el ganado bravo viene de lejos, cuando allá por 2011 adquirió la finca portuguesa Pancas, situada en Portoalto, en la desembocadura del Tajo, un lugar privilegiado a 20 kilómetros de Lisboa, capital del país vecino. Una compra a la que habría que añadir y 200 vacas, varios sementales, así como la rastra que había en dicha explotación ganadera. Un paso adelante dado por un Ventura que tenía la ilusión de hacerse ganadero de bravo.

Se trataba de una finca de unas 450 hectáreas divididas entre 100 de dehesa y 350 de regadío, donde pastaban los animales marcados a fuego con el hierro de Conde de Cabral, una ganadería con procedencia Santiago Domecq. Esta historia tiene también un bonito trasfondo sentimental, ya que se da la circunstancia de que el abuelo materno de Diego Ventura trabajo durante toda su vida como mayoral en esta casa ganadera: “Es muy bonito que yo haya podido hacerme con una ganadería y una finca en la que mi abuelo estuvo toda su vida. El esfuerzo y la dedicación en el toro tienen a veces recompensa y ésta es una de las mejores”, señaló en su momento el rejoneador de La Puebla del Río.

Una carrera como ganadero que le ha servido para lidiar animales de su casa en distintos festivales a lo largo y ancho de nuestra piel de toro. El debut se dio en la localidad sevillana de Mairena del Aljarafe el 20 de febrero de 2016, festejo en el que se le daría la vuelta al ruedo al cuarto de la tarde. Se trataba de una vacada marcada a fuego con el hierro de la casa (D-V), ese que fue inscrito allá por 2014 en la Asociación de Ganaderías de Lidia (AGL), luciendo esta divisa morada y azul. Una vacada de origen Murube, siendo formada tras adquirir vacas y sementales tanto de Luis Terrón como de Los Espartales.

Años después cambiaría los pagos junto al Tajo por otros más cercanos a la capital hispalense, asentando la vacada en una finca arrendada muy cerca del pueblo de Guillena llamada “La Lapa”. Allí descansaría la totalidad de los animales que componían su vacada hasta que decidió no seguir con ésta y centrarse tanto en su yeguada como en el día a día de su profesión. Una decisión muy sopesada tras una pandemia que afectó seriamente a unos ganaderos que vieron como no podían lidiar sus animales, esos que un tiempo después sufrirían una alarmante subida de costes (inflación) debido a la guerra en Ucrania.

El ganadero José Luis Pereda, nuevo propietario de sus animales

José Luis Pereda
José Luis Pereda, en imagen de archivo.

«Ganadería brava no tengo en estos momentos. Conservo mi hierro, pero no la ganadería, que la quité hace un par de años porque ni dispongo del tiempo que requiere una ganadería, ni las cosas están para mantenerla. Ahora la tiene en su poder José Luis Pereda, que sigue adelante con ella», nos comentó el propio Ventura en una entrevista este miércoles a este medio. «Yo me he enfocado más en la yeguada, donde tengo 128 animales que, ya de por sí, se llevan toda la atención. Además, mi pasión son los caballos«, añadió Ventura.