A muchos no tan versados en la materia taurina les puede sonar extraño el trabajo de veedor, pero para los taurinos son figuras esenciales a la hora de reseñar una corrida de toros para una plaza de toros, ya sea por mandato del empresario que gestiona dicho espectáculo o de los propios toreros. Un oficio que tiene gran relevancia, al ser éstos los encargados de presentarles a la autoridad los animales elegidos para esa tarde en particular.
Un trabajo muy específico para el que se necesita unos grandes conocimientos del toro bravo, de ahí que suelan dedicarse a este oficio personas que han tenido una relación directa con este animal. Conocer las ganaderías, sus encastes, el momento por el que pasan o incluso las reatas más importantes de la casa ayudan a solventar un trabajo que muchas veces se vuelve ingrato por los tira y afloja entre unos y otros.
La figura del veedor ha ido ganando peso en los últimos años detrimento -muchas veces- de la opinión del ganadero. Porque una cosa es mirar y otra bien distinta, ver. Y en el campo, saber ver los toros, además de mirarlos, es una facultad que tienen pocos elegidos. Por eso el veedor de toros es una persona de enorme valía a partir de cuya labor puede empezar a gestarse el éxito de una feria o de un torero.
Siempre se ha dicho que hay un toro en el campo, otro en los corrales y un tercero en el ruedo, de ahí que se antoje vital conocer las reacciones de los animales, los tipos de cada uno, su comportamiento en ambos sitios, porque de lo contrario el petardo puede ser mayúsculo. Actualmente, existen grandes veedores, importantes conocedores de este enigmático animal, los cuales trabajan para grandes empresas, sin duda, las que sustentan la temporada.
El salmantino Juan Carlos Carreño y el andaluz «Currillo» son dos de los veedores más relevantes del campo bravo, pero no son los únicos; también está Florencio Fernández «Florito», quien asume ahora el puesto de veedor de la zona centro del país para Plaza 1, un trabajo que desempeñará junto a Antonio Cutiño -hasta ahora veedor de Julián López «El Juli», que se ha retirado esta temporada- y se erigirá como nuevo veedor de Andalucía para la primera plaza del mundo. O Alberto Encinas, que también ostenta este mismo cargo para la zona de Extremadura y Salamanca, amén de trabajar para José Antonio «Morante de la Puebla».
En Sevilla se erige la figura de Santiago Ellauri, un profesional que en los últimos lustros ha desempeñado dicho cargo junto a Manuel Tornay, una de las parejas de veedores más importantes del campo bravo. Pieza clave en este puzle de veedores es la familia Sánchez-Mejías. Actualmente, Manuel también trabaja para los Chopera viendo y embarcando animales en la zona de Andalucía, Extremadura y Portugal.
Sin olvidarnos de Carlos Zuñiga, uno de los referentes en esta materia, el cual se conoce al dedillo, un sin fin de ganaderías, las cuales guarda celosamente para los cosos que gestiona. Un enamorado de las hechuras y las reatas, un hombre apegado al toro bravo, algo que le hace estar muy bien posicionado en el circuito. También hay un sin fin de veedores como Manuel Rodríguez «Manolón», Manolo Sánchez -que ve las corridas a Roca Rey-, El Niño de Belén o Miguel Cubero, entre otros. Son hombres que con su trabajo facilitan la labor de toreros y empresarios.