MEDIO RURAL

El exitoso ‘negocio’ que Ginés Marín ha puesto en marcha en un enclave único de Extremadura


lunes 11 diciembre, 2023

A medio camino entre Madrid y Badajoz se extiende la Reserva de la Biosfera de La Siberia, una zona de valores naturales fuera de lo común donde Ginés Marín tiene su cuartel general

Ginés Marín
Ginés Marín, tras un paseíllo en Las Ventas. © Luis Sánchez Olmedo

Fuenlabrada de los Montes, muy cerca de Herrera del Duque, es una de esas localizaciones escondidas para todo aquel que no ha mirado más allá de las grandes ciudades. Un lugar que regala a su visitante zonas de un incalculable valor medioambiental, ese que da cobijo a innumerables explotaciones ganaderas y agrícolas. Hablar de Extremadura es hacerlo del toro bravo, un animal muy ligado a una tierra donde su pasión por el toro está fuera de toda duda.

Una Comunidad Autónoma de la que han salido infinidad de matadores de toros, banderilleros y picadores, una amplia lista entre la que destacan toreros en activo como Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante o Ginés Marín, espada que encontró en es esta zona del este extremeño un lugar donde refugiarse del mundanal ruido. Lo hace en la finca El Sotillo, una zona enclavada en la Reserva de la Biosfera de la Siberia,

Un lugar cuasi mágico ubicado en la Siberia extremeña

A casi a medio camino entre Madrid y Badajoz se extiende un territorio de dehesas, embalses y sierras; de encinas, castillos roqueros y pueblos cargados de historia. Son las tierras de la Reserva de la Biosfera de La Siberia, una zona de valores naturales fuera de lo común que es una sorpresa constante para el viajero.

Aquí, en el territorio de la Reserva de la Biosfera -declarada por la UNESCO en 2019- convergen dos mundos. Hacia el norte los montes de Toledo, hacia el sur las llanuras inmensas del Guadiana. Y en medio, internándose en Castilla-La Mancha como una cuña, una comarca que suma elementos de esos paisajes para dar forma a un carácter que la diferencia de cualquier otra región. Sin duda alguna, nos encontramos dentro de un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza.

Una finca, la de El Sotillo -propiedad de Ginés Marín-, con una orografía muy particular, esa donde se entremezclan las zonas dedicadas al olivar con otras más llanas destinadas a la siembra, amén de esas más escarpadas donde se pueden encontar gamos y ciervos junto a las vacas madres de la ganadería. Una pequeña punta de hembras destinadas a la preparación del torero de cara a sus compromisos de la temporada que le dan luz propia a este lugar. Una explotación donde está todo muy bien estructurado, esa donde el visitante puede ver desde los animales que viven en sus cercados, disfrutar de un tentadero, probar su aceite virgen extra o la miel de la zona.