Son casi la sombra del toro bravo, le acompañan, en todo momento, en el campo y en su viaje a la plaza. Hablamos de la figura del mayoral. En este caso de la ganadería de Emilio Artalejo -encaste Torrestrella-, donde Gabriel, es quien ostenta ese cargo. Él mismo nos cuenta cuál es su labor, cómo empieza cada día, cómo es de duro o de agradecido. Son las historias del mayoral, el verdadero guardián del toro bravo.
Una labor que no siempre es agradecida, de ahí que muchos decidan coger sus maletas y buscar trabajo en la ciudad. Pese a todo el campo te curte como ser humano, aprecias los pequeños detalles, y eso hace que con el tiempo te sientas realizado. Gracias a los compañeros de Tierra de Toros conocemos el día a día de un mayoral o conocedor, de un hombre que no dudó ni un instante en cumplir su sueño, ese que estaba ligado al toro bravo.
“Sí, siempre he tenido al toro cerca, ya desde chico veía las vacas mansas en casa de mi abuela, era algo que me llamó poderosamente la atención”. Un trabajo que empezó a desempeñar junto a su padre. “Siempre estuve a su lado, gracias a aquello que me enseñó, soy quien soy ahora”. Pese a no trabajar directamente con el bravo, si aprendí lecciones que me han valido con el tiempo para desempeñar la labor que realizo hoy en día.
Un sueño que llevó no hace mucho y que disfruta como el primer día: ”Esta oportunidad me llegó hace siete años. Antes ya había hecho yo por ahí algunas cosillas de echar una mano a uno a echar una mano a otro, pero como oficio tal cual lo conocemos, hace siete años. Pese a trabajar con manso, yo sentía que el bravo era aquello que realmente me llenaba, y por suerte ahora trabajo con ellos”.
Un trabajo en el que hay que ser humilde y valorar a aquellas personas que pasaron por tu vida: “Siempre aprendí de los mayorales que había por encima mía, procuré sacar lo bueno de cada persona. Estuve con varios, pero uno debe ser avispado y quedarse con las cosas y empaparse de sus conocimientos como una esponja. Este es un oficio en el que se aprende día a día, por eso nunca puedes desaprovechar las oportunidades, y el trabajar con estos hombres de campo era una de ellas”.
“Para mí el toro bravo es una forma de vida, ese es mi pensar, porque si no vives para esto con la ilusión de llegar a tener la satisfacción que vas buscando, uno nunca llegará a ningún sitio, por eso creo que hay que ser ambicioso y superarte cada día. El día a día es muy duro, pero las satisfacciones son muchas y si no te quedas con eso… no es tu sitio”.
Un trabajo que exige gran entrega y dedicación:”Aquí no no hay horario, lo mismo te vienes para casa y vas pasando un cercado y tienes un problema que tienes que solucionar, por eso si no te gusta esta profesión como para renunciar a ciertas cosas es mejor dejarlo, por eso no hay que mirar más allá del día a día”.
“Lo primero que hago nada más levantarme es atender a los caballos y según estos comen vas a repasar el ganado cercado por cercado. Se les echa de comer y una vez revisado que no haya ningún problema ya puedes relajarte algo más. También te digo que es difícil que pase el día y que no haya algún imprevisto, en fin, así es este trabajo” acababa comentando un mayoral que pese a las vicisitudes del día a día no cambia este trabajo por nada del mundo.