Ante un casi lleno en el coso Monumental “La Luz”, se dio la primera corrida de la feria, resultando triunfadores los espadas, el peruano Andrés Roca Rey y el lagunero Arturo Gilio, quien, además, resultó lesionado, al cortar dos y tres orejas, respectivamente, para al final ser apeados en hombros de la plaza. El otro alternante, el queretano Octavio García “El Payo”, logró hacerse de un apéndice.
Se lidiaron seis toros de la dehesa queretana de Los Encinos, siendo bravo, de mucha calidad y con ritmo en su embestida el primero, para ser aplaudido en el arrastre; el segundo tuvo calidad y nobleza, además de merecer el arrastre lento; el tercero también acusó calidad y nobleza, aunque le faltó trasmisión y, aun así, se le dio arrastre lento; el cuarto no fue tan claro en su juego, pero, fue toreable; el quinto fue incierto y acabó refugiado en tablas y, el sexto, dio regular juego.
En el astado que abrió plaza, bravo, de mucha calidad y con ritmo en su embestida, el queretano Octavio García “El Payo” veroniqueó enclasado y de forma templada. Brindó al maestro Roberto Domínguez. Con la muleta, vino una faena en la que se dio gusto toreando, habiendo pases estupendos por ambos lados, sobre todo, por el izquierdo, atemperados y profundos. Al final, igualmente se lució por el pitón derecho, pero, todo lo malogró con la espada para escuchar división de opiniones tras un aviso, en tanto que al buen “Eleno” se le aplaudió en el arrastre.
El limeño Andrés Roca Rey en su primero, “Motivos”, que tuvo calidad y nobleza, instrumentó elegantemente verónicas y delantales, además de realizar un valiente y ceñido quite por gaoneras que emocionó a la gente. Tras el segundo tercio, fue ovacionado el banderillero español José Manuel Punta. Con la sarga, situado en los medios, Andrés ligó dos cambiados por la espalda y el de pecho para, luego, aprovechar al máximo las buenas condiciones del “socio” y así construir un trasteo torero y talentoso, contándose pases importantes, sobresaliendo una tanda al natural en la que le bajó la mano para templar y hacer el toreo con largueza. También lo logró hacer con la mano diestra. Terminó de estocada algo trasera para que le fuera otorgada una oreja y al burel se le dio arrastre lento.
A su primero, “Platero”, que igualmente acusó calidad y nobleza, el coahuilense Arturo Gilio lo capoteó con oficio para irle tomando la distancia. Con la pañosa, salió a darlo todo y, de rodillas, ligó emotivamente sus primeros lances, de mucha profundidad, temple y buen trazo y, quizá, la falta de trasmisión del astado, se la puso el torero a través de su determinación para cuajar una gran faena por ambos perfiles de mucha exposición, destacando sus naturales, plenos de personalidad e hizo el toreo en redondo, conectando fuerte en los tendidos. Mató con mucha verdad, resultando con un golpe en la zona abdominal y tras haber dado la vuelta al ruedo con las orejas que le concedieron, pasó a la enfermería para ser revisado. Al toro se le dio arrastre lento.
“El Payo” en su segundo, “Cosquero”, que no fue tan claro en su juego, pero, toreable, lanceó bien a la verónica. Con la franela, poco a poco le fue haciendo una faena relevante, sobre todo, con mucha actitud y sin dejarse “ganar la pelea” en el ruedo. Así que terminó imponiéndose por ambos pitones y cristalizando pases de mucha sensibilidad. Terminó de atinada estocada y se le otorgó un apéndice para hacerse acompañar por el ganadero titular Eduardo Martínez Urquidi en una vuelta al ruedo.
En su segundo, “Zapatero”, que fue incierto y acabó refugiado en tablas, Roca Rey lanceó de manera empeñosa. Con la tela escarlata, sacó a relucir su maestría al hacer el toreo con quietud y sin enmendar el terreno para continuar en una faena importante en la que impuso su ley y todo su poder con ambas manos, a pesar de que su antagonista acabó buscando el refugio de los tableros y, ahí, le terminó de coronar el trasteo para finiquitar de certera estocada, siendo premiado con una oreja.
Y en el ejemplar que cerró el festejo, “Príncipe” de nombre, de regular juego, Gilio, a quien se le encontró una contusión en un costado tras dejar la enfermería, salió a éste, más que dispuesto, para veroniquear de hinojos, emocionando a la concurrencia y mejor quitó por chicuelinas. Buena puya del picador Daniel Morales. Con el trapo rojo, Arturo se fue a los medios para engarzar un par de cambiados por la espalda y el de pecho, continuando con evidente actitud, raza y corazón en una faena importante. Abrocho su quehacer con ajustadas manoletinas para dejar media estocada y descabello para que le fuera otorgada una oreja.
Finalizado el festejo, los diestros Andrés Roca Rey y Arturo Gilio fueron paseados en volandas y, de inmediato, Arturo fue colocado en una ambulancia para ser llevado al hospital, donde se le debió practicar un estudio radiográfico, pues, se sabe, que llevaba una costilla fisurada.
FICHA DEL FESTEJO
León, Guanajuato. Primera corrida de la feria. Monumental “La Luz”. ENTRADA: Casi lleno.
Seis toros de Los Encinos, siendo bravo, de mucha calidad y con ritmo en su embestida el primero, para ser aplaudido en el arrastre; el segundo tuvo calidad y nobleza, además de merecer el arrastre lento; el tercero también acusó calidad y nobleza, aunque le faltó trasmisión y, aun así, se le dio arrastre lento; el cuarto no fue tan claro en su juego, pero, fue toreable; el quinto fue incierto y acabó refugiado en tablas y, el sexto, dio regular juego.
Octavio García “El Payo”: División de opiniones tras un aviso y una oreja.
Andrés Roca Rey: Una oreja y una oreja.
Arturo Gilio: Dos orejas, una oreja y resultó con una costilla lesionada. Al final, Roca Rey y Gilio fueron paseados en hombros.
INCIDENCIAS: El matador Arturo Gilio, tras salir en hombros, fue colocado en una ambulancia para ser llevado a un hospital cercano, donde se le debió practicar un estudio radiográfico, pues, se sabe, que tiene una costilla fisurada.