La plaza de toros de Constantina acogió en la tarde de este 15 de mayo una interesante corrida de toros del maestro Espartaco. Encastados, con calidad y opciones en líneas generales, los astados permitieron el lucimiento de los tres toreros en tres vertientes distintas. La torería de Curro Díaz emanó al natural con el cuarto, al que dibujó naturales para paladear despacio, Manuel Escribano hizo gala de su entrega y compromiso durante toda la tarde derrochando verdad especialmente en una faena de poder a poder al genuido quinto, y Esaú Fernández siguió confirmando su proyección con una buena actuación en el conjunto de la tarde.
Paralelo a tablas comenzó faena Curro Díaz al serio abreplaza, un animal mirón y repetidor, que pedía hacer las cosas despacio y con temple. Lo entendió el de Linares sobre todo por el pitón izquierdo, por donde lo exigió llevándolo largo. Respondió el toro con entrega, aunque perdía las manos de manera recurrente por estar lastimado, lo que dificultaba la emoción. Evolucionó a mejor el animal con el paso del trasteo tras la buena labor de Curro Díaz. Cobró una estocada caída en suerte contraria.
Con una larga cambiada recibió Manuel Escribano al segundo, al que saludó por verónicas. Lo toreó con el capote por chicuelinas tras su paso por el caballo y lo banderilleó con más exposición que acierto, destacando un último par de infarto junto a tablas. Frenético fue también el inicio de faena, con un pase cambiado por la espalda que caló en el tendido. Buen son y franqueza en la embestida demostró el segundo en la franela del diestro de Gerena, pidiendo sitio y espacios para después desplazarse en largo, especialmente por el pitón izquierdo, por donde lo llevó toreado y tiró de él para ayudarlo a desplazarse en una faena que tuvo sentido de la medida. Enterró la espada tras dos pinchazos.
Con la cara abajo embistió el tercero en el capote de Esaú Fernández. Peleó empujando de verdad en el caballo para seguir embistiendo con transmisión en el quite por gaoneras que le recetó el de Camas. Brindó al maestro «Espartaco» para después salirse con él a los medios y ponerse a torear al natural sin más probaturas. Lo toreó en redondo, templándolo y dejándole la muleta en la cara para después ligar los pases. Entregado el animal, pedía continuidad y toques suaves, un toreo lento, despacioso, ligado y la apertura del muletazo. Lo toreó Esaú sin exigirle demasiado, con verdad por ambos pitones. Mató con acierto.
Persiguió la muleta con nobleza y calidad el cuarto, al que Curro Díaz lo cuajó especialmente por el pitón izquierdo, derrochando torería en naturales en los que cuidó la embestida del animal de Espartaco, que permitió el lucimiento del de Linares. Emanó de nuevo la torería al natural ante un astado que se prestó para el toreo artístico de Curro Díaz. El uso de los aceros fue acertado.
Meritoria fue de nuevo la actuación de Manuel Escribano con los palos, ante un animal que esperaba y que hacía hilo una vez arrancado, nada fácil para banderillear. Se la jugó y se llevó un susto cuando resbaló en la cara del toro y sólo un capote salvador impidió males mayores. Al quiebro y por dentro consiguió clavar los tres pares a pesar de las dificultades. Persiguió los engaños con celo y casta el animal en los primeros compases de faena. En los medios le dejó la muleta para intentar ligar los muletazos a un toro que soltaba la cara y evidenció signos de querer huir de la pelea. Jugó con la querencia y le tapó las salidas para mantener la continuidad de las series. Lo llevó con sometimiento y bajando la mano, respondiendo el de Espartaco con buen ritmo, pero buscando las salidas cuando se veía podido en una faena de poder a poder. Lo exprimió hasta el final, manteniéndolo en la muleta pese a la condición rajada del animal. Cerró por manoletinas ajustadas mirando al tendido en un derroche de entrega y compromiso. El gran metraje de la faena pasó factura con la espada, enterró la espada tras tres pinchazos y escuchó dos avisos.
Con un pase cambiado por la espalda arrancó la faena Esaú Fernández, a un último animal al que había que llegarle mucho especialmente en el primer muletazo de cada tanda. Lo toreó en redondo por el pitón derecho con un toque muy fijador y respondió con obediencia y repetición el de Espartaco, pero sin la transmisión de algunos de sus hermanos anteriores. En los compases finales, acortó las distancias, metiéndose entre los pitones del animal. Cobró una buena estocada al primer intento.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Constantina, Sevilla. Corrida de toros.
Toros de Juan Antonio Ruiz “Espartaco”. Bien presentados, encastados, con clase y opciones en líneas generales. Destacaron por su calidad el segundo, el cuarto y especialmente el tercero. Geniudo, arrollador y rajado fue el complicado quinto y menos transmisión tuvieron primero y sexto.
Curro Díaz, oreja y dos orejas.
Manuel Escribano, oreja y ovación tras dos avisos.
Esaú Fernández, Dos orejas y oreja.