Continúa el incesante goteo de ganaderías de bravo que o bien cambian de propietario, o bien van vendiendo simiente hasta quedar sin ganado alguno. Este es el caso de la vacada salmantina de Gómez de Morales, un hierro situado en el término municipal de Terradillos, a 10 kilómetros de Salamanca, que debido a la problemática derivada de la pandemia ha acabado tomando la decisión de cerrar la persiana al ganado bravo.
Un proyecto ganadero que tuvo en la simiente proveniente de El Vellosino y La Campana sus primeros productos. Posteriormente, fue adquiriendo eralas y añojas de ambos hierros, eliminando luego aquello que no acababa de convencer a sus ganaderos y quedándose con aquello que veían que funcionaba. “Estamos en 120-130 vacas de vientre, de las cuales tengo el 90% del Vellosino y el 10% restante de Jandilla vía Monte la Ermita y otra punta de vacas de Gracigrande”, comentó en su día Francisco Morales, el programa Tiempo de Toros.
Ha vendido animales a divisas como Toros de Brazuelas, Jesús González, Los Lastrones o Toros de Picón
Esta vacada, poco a poco, ha ido vendiendo ganado a varios hierros en una época de pandemia donde todo se puso muy cuesta arriba. Así, divisas como Toros de Brazuelas, Jesús González, Los Lastrones y a Toros de Picón se hicieron tanto con los machos y las hembras de una divisa que estaba consiguiendo una uniformidad en el fenotipo y el genotipo de sus animales. De esa compra la mayor cantidad de ejemplares fueron a parar a la ganadería de Toros de Brazuelas, llevándose esta todas las vacas viejas que pastaban en “La Maza”.
Por lo tanto, otra vacada que se une a los muchos hierros que se han ido desprendiendo de ganado de forma paulatina durante los últimos años. Uno de los casos más llamativos fue el de Fernando Peña, hierro toledano que vendió sus últimas 100 vacas a la divisa de Sagrario Moreno. Pero esta no ha sido la única, otros como La Peregrina, creada por Antonio Ferrera y ahora en manos de un empresario cordobés, o El Conde de la Maza, propiedad actualmente del sevillano Diego Curiel.
Por suerte, estos proyectos ganaderos han tenido una continuidad en el tiempo, en otras manos, pero con un futuro por delante, bien distinto es el caso de otros hierros que acabaron con todo su ganado en el matadero debido a problemas sanitarios. Uno de los casos más flagrantes fue el de José Montes, ganadero que tuvo que sacrificar prácticamente toda la vacada tras dar positivo por tuberculosis. “Son momentos muy duros, la totalidad de la ganadería se ha llevado al matadero. Aquí había unas 300 cabezas de ganado y pese a que algunas no dieron positivo, el protocolo obligaba al sacrificio de las mismas”.