El toro bravo es un animal muy sensible al cambio de alimentación, acusando estos si ese citado cambio de hace de forma brusca podría provocar enfermedades de origen metabólico que acaben afectando a los pitones, a las pezuñas o al hígado. Por todo ello, los ganaderos tienen especial cuidado en su alimentación, siendo la humedad otro factor a tener en cuenta. Las bajas temperaturas o la lluvia estropean un alimento que de ser ingeridos por el toro puede causarle graves problemas.
Durante muchos años los ganaderos se han estrujado la cabeza para solucionar el tema de las caídas, algo que venía dado principalmente por una mala alimentación y no por falta de fondo en los entrenamientos. Por ello, de un tiempo a esta parte, los ganaderos están contando con nutriólogos que les indiquen el mejor alimento, según el sexo y la edad, para darle a este animal, consiguiendo así que no den la cara este tipo de enfermedades.
Una de ellas es la Laminitis, afectando esta directamente a las pezuñas de los animales. Infosuras, reblandecimiento y crecimiento de las éstas…, una enfermedad que tiene fácil solución y que de corregirse no afecta al animal durante su lidia. Debido a este tema quisimos hablar con José Luis Algora, el veterinario de cabecera de este portal, el cual ya nos contó como solucionó este problema en las ganaderías donde ejerce como veterinario: “Fundamental es la alimentación, eso no cabe duda, pero también hay otras formas de evitarlo. El Partido de Resina yo pasaba a los animales por un foso lleno de formol (endurece las pezuñas) y sulfato de cobre (elimina hongos y bacteriuas) varias veces en semana, dado un resultado magnífico”.
La mala alimentación también provoca serios problemas tanto en el hígado del toro bravo
Pero la mala alimentación también provoca serios problemas tanto en el hígado de los animales -de ahí vienen fundamentalmente las caídas- como en cuernos de los astados -hormiguillo-, algo que Algora corrigió gracias a una minuciosa alimentación y la implementación del unifeed. “El toro es un rumiante, un animal que gracias al cuidado y el esmero de los ganaderos se ha convertido en un auténtico atleta, por ello no se puede comparar con otros bovinos como el ganado manso, no sirviendo la tecnología aplicada a ellos; buscamos músculo y no grasa” nos comentaba José Luis Algora, uno de los veterinarios más reputados del país.
Hay que darse cuenta que el animal bravo tiene un único estómago con cuatro cámaras: retículo, rumen, omaso (o librillo) y abomaso. El rumen es la más grande. Ahí es donde fermenta el pasto (mediante la acción bacteriana) para poder obtener energía de la celulosa vegetal. Antes hablábamos de la sensibilidad de los animales, algo que les afecta seriamente en la alimentación. “El toro bravo suele comer con enorme ansia, algo que no es bueno a la hora de rumiar el alimento” señalaba un Algora.
Este requiere una alimentación equilibrada y específica, de esto depende gran parte del éxito de su juego en la plaza. Pienso y paja o forraje: proteínas, hidratos de carbono y cereales, además de un aporte de vitaminas e incluso un plus de aceite de soja. “Esta mejora en la alimentación se consigue gracias al unifeed, una máquina que concentra en una misma porción todo aquello que necesita el animal bravo en su día a día” volvía a recalcar el madrileño.