Problemas en Madrid -donde no parecía, a priori que se fueran a producir-. Problemas en Sevilla, hasta el punto de quedarse fuera de los carteles. Tampoco figura su nombre en la Feria de Fallas. En las tres ferias más importantes que se han cocido hasta la fecha, Fernando Adrián no hará el paseíllo -de momento-; tan sólo en Madrid en Beneficencia, fuera del abono. Supongo que ese es el premio que el sistema les reserva a los que triunfan y triunfan, y vuelven a triunfar sin dejarse una tarde a medidas.
Porque lo cierto es que Fernando se está encontrando con que ya puede hacer el pino puente, que su nombre no está entre los bendecidos por el actual status quo de una tauromaquia tan alejada del mérito como comprometida con determinadas poltronas. Y, ojo, puedo estar de acuerdo con que los que más gente atraen cobren más por usar su nombre en los carteles -lo de torear siempre es otra cosa-, pero la diferencia entre lo que obtienen los de más arriba y lo que se llevan los de más abajo -en dinero, prestigio y ‘salvoconductos’ para torear más- es excesiva para todo. Y ese desequilibrio lo va a terminar pagando el sistema.
Es verdad que, a día de hoy, las contrataciones de Fernando superan los 20 festejos para esta temporada, pero no lo es menos que siguen sin tratarlo como se merece en los escaparates que lo pueden convertir en una marca, porque el no serlo es lo que le reprochan cuando expone sus condiciones. Y la cuestión es más amplia que el simple tira y afloja de la pasta de Madrid. Sin desmerecer a nadie, la oferta recibida en Sevilla parece tener la intención de forzar el ‘No’ del torero madrileño.
Porque no es por dinero su ausencia del Baratillo, sino por la categoría que se había ganado en el ruedo de Madrid y de las otras 14 Ferias que lo anunciaron. Porque no se fue ni un sólo día a pie la temporada pasada Fernando. Ni uno sólo. Descerrajó dos veces la Puerta de los sueños de la calle de Alcalá. Y así se lo ha pagado el toreo.
Hace exactamente nueve meses a Fernando le valía cualquier cosa. Y había que decir que sí a casi todo. Hoy, si tú no le das importancia a lo que has hecho -17 puertas grandes consecutivas, contando las de 2022-, no puedes esperar que se la den los empresarios. Por lo tanto, si hoy no eres tú el que defina su categoría, no podrás exigir después que te traten como te mereces. Y ahora, si dices que no, es posible que pierdas una fecha, una feria y hasta una oportunidad; pero marcarás los mínimos de tu propia estima.
De momento, el sistema está siendo desagradecido con quien lo ha entregado todo allá donde lo han puesto, ¿qué estamos haciendo mal…?