Las lluvias del invierno que vienen regando desde hace tiempo la Península Ibérica han dado un respiro a esos agricultores y ganaderos que vienen manifestándose desde hace días en contra de una política que les ahoga y les deja trabajando prácticamente a pérdidas. Un sector que se ha levantado para lucha contra aquello que es suyo, encontrándose el apoyo, casi unánime, de una sociedad que sabe que el sector primario es básico para su supervivencia.
Siempre se ha dicho que “nunca llueve a gusto de todos”, pero bien es cierto que el agua caída en el Campo Charro le ha dado un lavado de cara a esas dehesas que llevaban tanto tiempo pidiendo este regalo del cielo. El toro bravo, siempre atento a los cambios atmosféricos, ya cantaba la llegada de las lluvias, poniéndose muchos de ellos de culo al viento cuando las tormentas empezaban a descargar.
Salamanca es tierra de toros bravos, un lugar donde se asentaron ganaderos históricos que apostaron por esta zona para comenzar un proyecto tan bonito e ilusionante como duro. Una de esas vacadas que es santo y seña de esta zona es la que comanda María José Majeroni Sánchez-Cobaleda, hija del recordado José Manuel Sánchez, la cual sigue manteniendo vivo el legado que le dejó su padre. Entre las provincias de Cáceres y Salamanca se abren paso ‘Terrubias’, ‘El Zamarril’, ‘Santa María’ y ‘Agustínez’, lugar donde esta familia de gran solera cuida y mima a sus toros de origen Murube vía Félix Cameno.
Una vacada que visitó Pablo Ramos, compañero y fotógrafo de referencia a la hora de captar el toro bravo en el campo. Allí conversó con una ganadera que tiene una amplia y armónica camada para este 2024. Pese a los problemas de la pandemia, en esta casa supieron capear el temporal y no quitar esa genética que tantos años les había costado moldear. “El número de animales para este año ronda los 90 entre toros y novillos. Gracias a Dios estamos en un buen momento y eso ayuda a poder colocar la camada. Aquí nos mantenemos en los parámetros de los últimos años respecto a número de cabezas de ganado”.
Un hierro que pese a basar su camada en los cuatreños y cinqueños, no rehúye los compromisos que salen para lidiar festejos menores, de ahí que se guarde un número de animales para los compromisos que salen cada temporada: “Siempre dejamos un número de novillos por camada, este año son unos 10. Creemos que es importante lidiar en festejos menores” nos comentaba María José Majeroni Sánchez-Cobaleda.
Respecto a su camada de toros, el número asciende de forma considerable, teniendo disponibles unas 12 corridas de toros para este año. “Este año tenemos unos 80 toros para lidiar en las plazas de los cuales hay animales para poder ir sin problema a plazas de primera. Calculamos que estaremos entre 11-12 corridas, siempre hay toros que se lesionan, otros que se estropean, por eso vamos sobre seguro”, explicaba para terminar la breve charla sobre la camada.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS