El torero Enrique Ponce protagonizó, en la noche de este jueves, una amena tertulia en la asociación El Toro de Madrid en la que respondió a las múltiples preguntas de los aficionados. En un acto celebrado en el restaurante Puerta Grande, el valenciano -que reaparecerá esta temporada para despedirse definitivamente del toreo- fue desgranando su trayectoria y cómo ve la Fiesta en la actualidad.
En un momento de la charla incluso expuso cómo es su toreo -de salón- y varios aspectos técnicos de éste: “He toreado 2.600 corridas y me he encontrado a más de 5.000 toros en mi vida. Yo siento el toreo con la máxima pureza; me gusta enganchar, torear por abajo cuando el toro te lo permite y, sobre todo, siempre he buscado el ritmo, la estética y torear bien. Con gusto. Sentir lo que hago. No pegar pases por pegar pases, sino sentir”, defendió con vehemencia Ponce.
“El toreo tiene algo diferente a otras artes, y es que cada día te encuentras a un toro distinto. Se pueden parecer, pero nunca serán iguales. Y cada toro te pide una determinada lidia. A veces tienes que sacrificar lo que tú sientes para poder pegarle pases a ese toro y poder contentar que va a verte y quiere verte bien. Al toro que no hay que obligarle, no se le puede obligar”, expuso sobre ese toreo a media altura que ejecuta.
Y prosiguió: “El valor no está en ponerse a topacarnero, sino ser consciente de lo que estás haciendo y ser capaz de hacerlo. Y lo más difícil es torear bien. Es casi imposible. Pero cada toro te está pidiendo una faena distinta. Cada toro necesita un toque distinto, un toque de una u otra forma”, puso en valor Enrique Ponce.
Y siguió argumentando que “hay toros en los que hay que llevar más en línea al principio, para que cojan ese camino, darles tiempo e ir a favor de ellos. En contra del toro no se puede ir. A cojones, gana el toro, como decía mi abuelo. Por eso hay que tratar de hacer las cosas bien, con una lidia ordenada, buscar sentir el toreo… Hay toros que te piden estar cruzado, y hay otros que no”.
Y añadió: “Al toro hay que aleccionarlo un poco, perderle uno o dos pasos, a la altura que tú quieras… hay muchas veces que el toro se queda corto, te repone y tienes que perderle pasos. Todo va en función del toro que tienes delante. Y eso Madrid lo ha valorado siempre. Es, de hecho, la plaza que más lo ha valorado. Antes aquí tú lidiabas un toro y estabas importante con un toro, y la gente lo valoraba muchísimo, te sacaban al tercio y te pegaban una ovación”.