El caso es que el empresario de la plaza de toros mandaba unos pases de favor para los repartidores y se hinchó de ver corridas desde la meseta de toril hasta convertirse en un verdadero aficionado ,
Luego dejó telégrafos y anduvo dudando entre dedicarse al toro o al bar, optando por esto último pero sin olvidar lo otro. Comenzó su trabajo de barman en el Gran Kursaal de San Sebastián el año 1921.
Y ahora viene una de sus anécdotas relacionada con nuestros Sanfermines.
Decía así:
– «Llevado de mi afición taurina, un día antes de entrar a trabajar, me fui a Pamplona porque eran las fiestas de San Fermín. Después del encierro salté a las vaquillas que sueltan. Aquel animalito que quitó de un golpe mis sueños toreros y por poco me quita también mi puesto de barman pues de la paliza que me dio estuve un mes en la cama y no me despidieron del Kursaal de casualidad. Cuando pude tenerme en pie y presentarme al dueño, éste me dijo:
-Bueno, tú ¿qué es lo que quieres ser, torero o barman?
Como es natural, después de mi dolorosa experiencia no hubiera cambiado del Kursaal ni por todos los triunfos de Juan Belmonte».
FUENTE: feriadeltoro.net