TORO POR TORO

Hasta cuatro toros de nota de Capea


lunes 6 julio, 2015

Vea el comportamiento de los toros de Capea

Hasta cuatro toros de nota de Capea

Un buen toro fue el Botinero que abrió plaza, con un ritmo bondadoso y mantenido que sirvió mucho para el triunfo. Humilló y colocó la cara en el primer tercio, y con un solo rejón le preservó Pablo la calidad. Mantuvo la entrega en banderillas y tuvo empleo para acudir a los embroques y fijeza para seguir el toreo de costado. Permaneció siempre encolado, incluso cuando el físico ya no se lo permitía y fue toro de triunfo.

Al segundo le costó un mundo seguir con ritmo a Ben Hur, le faltó celo y se quiso poner por delante, complicando la lidia. Embistió a arreones de manso, cambió el pitón para acometer, le faltó entrega y le sobró reserva, quedando muy aplomado en el final.

El Malospelos que hizo tercero fue templándose a medida que avanzaba la lidia, porque tuvo más ímpetu que ritmo de salida, pero también sacó bravura durante todo el trasteo y temple a más. Lo dejó crudo Armendáriz y le vino bien al animal para exhibir su continuo galope y su brava forma de acometer y hasta colocar la cara en los embroques humillados.  Bravo, galopón y con calidad el codicioso tercero.
Amplio y serio era el cuarto, que pareció más díscolo en sus ademanes en la salida que más tarde, cuando el temple de Pablo le fue dando ritmo para galopar y también temple para acometer. Sacó hasta calidad y mucha nobleza cuando Ícaro le clavó los pechos en el testuz y ofreció el de Capea lo mejorado que fue capaz. Mantuvo la entrega hasta el final y fue un toro con mucha calidad.

Con mucho brío y codicia salió el Olvidado quinto, que también fue cogiendo el ritmo a medida que le aplicaba Galán el temple. Le costó arrancarse, aunque luego persiguió las monturas con más inercia que fijeza. Terminó aplomándose al final del tercio de banderillas, tal vez acusando el peso, pero fue un toro con calidad y nobleza al que le faltó una pizca de fuelle tras entregarse en la lidia. Se echó antes del rejonazo final, desluciendo la actuación del caballero manchego. 

 

El sexto no puso nada fáciles las cosas a Armendáriz, porque se distrajo, le faltó celo y no tuvo fijeza para reunir las salidas de los embroques. Hubo que atacarle mucho para mantenerlo en la pelea y ligarse el defecto de gazapear al querer rajarse. Le faltó raza y terminó muy parado en el tercio final, pero fue duro de patas para caer tras el rejonazo.