Borja Jiménez selló, este miércoles, una tarde muy importante en La Maestranza. El sevillano dejó una obra de poso, de poder y de mucha entrega al tercero, al que le cortó una oreja de peso, mientras que también dejó una faena importante al deslucido sexto. Así narró ambas obras Pablo López Rioboo en su toro a toro:
Entonada fue la actuación de Borja Jiménez al tercero de El Parralejo, toro al que toreó con gusto de capa y con el que se crujió más tarde con la pañosa. Su galleo por chicuelinas para llevarlo al caballo y su posterior quite por delantales llegaron mucho al respetable. El de Espartinas entendió en toro momento al castaño de El Parralejo, un astado con prontitud y entrega al que cuajó hasta que esta bajó la persiana. Jiménez puso ya en pie a la parroquia con una serie al natural tras arrancarse el toro mientras brindaba. Se encajó en los riñones para reducir la embestida de un astado que se fue tras los vuelos pero al que había que cogerle la velocidad, de lo contrario tendía a embestir por dentro. Este fue un ejemplar al que había que llevar enganchado, al que había que torearlo con los vuelos. Volvió a la izquierda para volver a crujirse al natural en muletazos donde se enroscó al animal detrás de la cadera. La oreja otorgada fue un justo premio a una labor de gran personalidad ante un toro de El Parralejo con virtudes.