De ascendencia polaca por parte de madre, y española, por parte de padre, Sebastián Castella Turzack vivió su niñez en Francia. Prácticamente siendo un niño viajó a México y posteriormente a Sevilla para ser torero. El 12 de agosto de 2000, en Béziers, tomó la alternativa de manos de Enrique Ponce y con José Tomás de testigo, con toros de Juan Pedro Domecq. Cuatro años más tarde confirmó la alternativa en San Isidro, con el toro «Marquesino», de Valdefresno.
De nuevo Enrique Ponce fue el padrino y Matías Tejela el testigo. Ídolo en América desde sus primeras temporadas como matador, no fue hasta el año 2006 cuando su apabullante valor comenzó a rentabilizarse en éxitos con pasmosa regularidad. A las dos orejas de la Feria de Sevilla sumó su serio paso por la Aste Nagusia bilbaína que lo catapultó definitivamente a la cima del toreo. En 2007 descerrajó por fin la Puerta Grande de Las Ventas tras cortar las dos orejas del toro «Lironcito» de Valdefresno.
En 2009 salió a hombros del coso venteño en dos ocasiones, en San Isidro, tras cortar una oreja a sendos astados de Garcigrande, y en Otoño, tras cuajar a un ejemplar de Cuvillo. En lo más alto del orbe taurino, y como el espada galo más importante de la historia, en 2011 triunfó de nuevo en San Isidro al cortar una oreja de un toro de Juan Pedro Domecq y otra más que pudieron ser dos tras una emocionante faena al ya celebre «Arrestado», de Alcurrucén.
En 2013 realizó en Las Ventas su faena más artística y templada en esta plaza, a un ejemplar de Victoriano del Río, y mató con éxito seis toros en Béziers, entre otros logros. El pasado año realizó una buena campaña, consolidado como figura del toreo.
|