Rafael Rubio “Rafaelillo”, Juan de Castilla y Jesús Enrique Colombo hacían el paseíllo, en la tarde de este domingo, en la novena de abono de la Feria de San Isidro, una corrida con el mítico hierro de Miura. El colombiano, además, cumplía la gesta de haber toreado por la mañana en el coso francés de Vic-Fezensac.
Rafaelillo abrevia con el deslucido primero
Rafaelillo acorta faena con el deslucido primero “Almejito” se llamaba el primero de la tarde, primero del lote de Rafaelillo, un cárdeno bragado meano corrido de 611 kilos, nacido en enero de 2020 y con mucha plaza. Fue aplaudido de salida el toro, desarmando el capote de Rubio y no empujando con franqueza en el peto, sino con la cara arriba. Además, se derrumbó en dos ocasiones. Le costó pasar en banderillas al toro, y en faena, Rafaelillo no tuvo nada qué hacer más que abreviar con él, porque era un toro sin opciones y peligroso, que se quedaba muy corto. Pinchó en tres ocasiones y a la cuarta enterró el acero. Silencio.
Juan de Castilla torea con pulcritud a la embestida de calidad pero sin fuerza del segundo
ç“Infractor”, número 76, era el segundo de la tarde, un castaño girón bragado meano y axiblanco de 539 kilos, nacido en febrero de 2020 y primero del lote de Juan de Castilla. Animal muy alto, con dos imponentes velas, de estampa antigua, serísimo en su conjunto y aplaudido por el tendido, al que le gustó el astado. No embistió con franqueza en la proposición de verónicas de De Castilla, mostrando también poca fuerza en el peto de Teo Caballero. Lo intentó cuidar Óscar Castellanos en la lidia, ante una arrancada corta y con la cara arriba del de Miura. No se empleaba el de Miura. Toro con buena calidad, pero sin fuerza, al que intentó dejar muletazos bellos el colombiano. Lo toreó con limpieza y pulcritud el joven en la primera parte de la faena, pero la obra no llegó arriba por la falta de poder del astado. Sí caló más en la última parte, cuando De Castilla apretó más al animal, noble y con calidad en su embestida, y al que logró sacarle una buena serie por derechazos. Se vino a más el toro, a pesar de su falta de fuerza. Espada en mano, dejó dos pinchazos y una estocada muy baja. Ovación tras aviso.
Colombo pone todo entrega ante la exigente y nada humilladora embestida del tercero
El tercero, “Halconero”, número 77, era un negro entrepelado listón de 573 kilos nacido en enero de 2020 y de 573 kilos de peso, primero del lote del venezolano Jesús Enrique Colombo, al que saludó a la verónica ante el largo animal, que ya mostraba que no iba a humillar en demasía. También lo atestiguó en la cara alta del peto de Gustavo Martos. Por chicuelinas quitó el venezolano, algo no fácil porque el animal no se despegaba de la capa. Y se jugó la vida de verdad en los pares de banderillas, en los que el toro le echaba la cara arriba en cada embroque. Muy de verdad el venezolano, que puso a Madrid en pie en el final del tercio. Y ovacionado fue el brindis al tendido de Colombo, que inició faena por la derecha en las rayas del tercio, en una primera serie en la que el toro mostró temperamento y movilidad. Toro que no se entregó, que mostró la dificultad característica de este encaste, y que no le humilló a la proposición de Jesús Enrique. Espadazo entero pero bajo. Silencio tras aviso.
Impecable faena de medios muletazos ante la media embestida del cuarto por parte de Rafaelillo
“Gorronsito” se llamaba el cuarto, un castaño girón bragado meano y corrido de 557 kilos, nacido en marzo de 2020 y de 626 kilos de peso. Fue muy alto, barbeando tablas de inicio, y haciendo caso omiso a la capa de Rafaelillo, muy suelto. El toro apretó mucho en el caballo de Agustín Collado. Impecable Rafaelillo con el animal, aprovechando el medio muletazo que tenía, dándole el toque preciso al animal, sin apretarle demasiado para que le aguantase, aprovechando su inercia para acompañarlo con gusto… fue una magistral faena ante lo que tenía delante. Dejó una estocada desprendida. Ovación.
Sólida imagen de Juan de Castilla ante el venido a menos quinto, que saltó dos veces al callejón
“Divorciado” se llamaba el quinto, segundo del lote de Juan de Castilla, número 60, cárdeno bragado meano corrido de 557 kilos. Saltó hasta en dos ocasiones al callejón de Las Ventas, sembrando el pánico, lo que hizo también mermar la condición del astado. Tras un tercio de efectivos pares de Óscar Castellanos y buena lidia de Raúl Cervantes, toreó Juan de Castilla despacio ante un toro con peligro sordo, pero que tenía cierto tranco templado aprovechado por el colombiano. Toro de condición muy a menos, al que intentó trazar despacio De Castilla por ambos lados; muy pulcro siempre, se cruzó y anduvo bien colocado en cada uno de los cites ante un animal que perdía las manos en el final de las series, con un tranco incómodo. Se le fue la mano con la espada, que cayó baja. Ovación.
Firme imagen de Colombo ante el peligro del sexto
Se arrancó andando para topar en el peto en las dos varas que recibió, y fue ovacionado a pesar de eso. También lo fue Colombo tras poner cuatro pares de gran exposición. En la muleta no tuvo clase alguna, pero se movió como una avispa en la muleta, sin dejar nunca a Colombo confiar en el trazo. Informal y reponedor, giró siempre sobre las manos para estar ya encima del torero nada más vaciar el muletazo. Le sacó genio, le planteó una reyerta al venezolano y amenazó siempre con echarle mano. Una estocada entera tras pinchazo no lo sacó del silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Novena de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. 20.749 espectadores.
Toros de Miura. Anodino sin raza ni vida el cárdeno primero; mortecino con fondo el lesionado segundo; repetidor y exigente el reponedor tercero; un mulo el feble cuarto, sin vida; manso con cierta nobleza el semoviente quinto; geniudo y con movilidad el complicado sexto.
Rafael Rubio “Rafaelillo”, silencio y ovación.
Juan de Castilla, ovación tras aviso y ovación.
Jesús Enrique Colombo, silencio tras aviso y silencio.
INCIDENCIAS: Juan de Castilla saludó tras el paseíllo tras su gesta toreando en Francia esta mañana y, por la tarde, en Madrid.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO