MADRID

El quinto toro de Miura siembra el pánico en el callejón de Las Ventas


domingo 19 mayo, 2024

El animal saltó hasta en dos ocasiones al callejón de la primera plaza del mundo

Miura
El salto del toro de Miura. © Luis Sánchez Olmedo

El quinto toro de Miura ha sembrado el pánico en el callejón de Las Ventas en la tarde de este domingo, 19 de mayo. El animal saltó hasta en dos ocasiones al callejón de la primera plaza del mundo, y después echó las manos por delante en el capote de Juan de Castilla. Un momento de sumo desconcierto en el ruedo madrileño.

El toro se llamaba “Divorciado”, segundo del lote del colombiano, número 60, cárdeno bragado meano corrido y de 557 kilos de peso. Por fortuna, la rápida intervención de los operarios de plaza, que con presteza se pusieron tras una puerta, hizo que el animal volviese en segundos al ruedo, evitando así la tragedia.

Así fue, luego, la lidia del animal por parte del colombiano Juan de Castilla:

“Divorciado” se llamaba el quinto, segundo del lote de Juan de Castilla, número 60, cárdeno bragado meano corrido de 557 kilos. Saltó hasta en dos ocasiones al callejón de Las Ventas, sembrando el pánico, lo que hizo también mermar la condición del astado. Tras un tercio de efectivos pares de Óscar Castellanos y buena lidia de Raúl Cervantes, toreó Juan de Castilla despacio ante un toro con peligro sordo, pero que tenía cierto tranco templado aprovechado por el colombiano. Toro de condición muy a menos, al que intentó trazar despacio De Castilla por ambos lados; muy pulcro siempre, se cruzó y anduvo bien colocado en cada uno de los cites ante un animal que perdía las manos en el final de las series, con un tranco incómodo. Se le fue la mano con la espada, que cayó baja. Ovación.

Otro recordado salto de un «miura» al callejón en Castellón hace dos años

En la Feria de junio de Castellón de 2021, el segundo toro de Miura dio otro impactante salto al callejón nada más salir al ruedo. El animal, “Alfiletero” de nombre y cárdeno de capa, dio un limpio salto evitando el olivo y cayendo en el callejón, por fortuna en una zona en la que no había burladeros interiores, lo que hizo que la gravedad no llegase a mayores.

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