La MECA ya no es la Meca del toreo porque, por el momento, le ha fallado a la tauromaquia que siempre, siempre, se ha puesto de su parte.
En 2020 ni los mozos pudieron correr ni las peñas pudieron disfrutar en los tendidos cada tarde, algo que tampoco será este 2021 por imposición autonómica y local, pero existía esa salvaguarda de una Casa de Misericordia que podría haberse puesto del lado del maltrecho sector taurino, un sector que siempre que le ha pedido ayuda ha estado ahí. Pero no lo ha hecho: si no cambian las cosas, no dará ni una sola corrida este año en la ciudad. Ni con aforo reducido ni sin reducir.
Y eso que, sin duda alguna, los grandes perjudicados de que no se diesen toros en las pasadas fiestas de San Fermín en Pamplona fueron los 550 ancianos sin recursos de la Casa de Misericordia, que se quedaron sin ingresos de las corridas, ya que todos los beneficios de los festejos taurinos en la plaza de toros de Pamplona iban a parar a esta célebre residencia de ancianos. Justo lo que nos diferenciaba de los animalistas.
Y los que se quedarán sin ellos serán también los matadores y sus cuadrillas que no podrán hacer el paseíllo por el carácter inmovilista de la comisión, que no está dispuesta siquiera a intentar dar toros con aforos reducidos.
La salud de la ciudadanía es lo primero, pero las consecuencias de estas suspensiones también redundan en la salud de las personas que forman la familia del toro. Mucho. Cuando por el momento se darán toros en Madrid, en Vistalegre, en Córdoba, en Leganés, en Jerez, en Valladolid, en Aranjuez, en Istres, en Nimes, en Arles… la gran Pamplona no ha dado el paso adelante aun sabiendo que podría tener como mínimo un 40% del aforo permitido y la televisión de su parte. Pero decide no apoyar a un sector y a unos ganaderos que están siendo apuntillados por decisiones como esta.
La MECA ya no es la Meca. Justo cuando la Fiesta la necesitaba.