LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

El bravo vestía de oro


martes 4 junio, 2024

Damián Castaño le roba naturales a un exigentísimo toro de Escolar en tarde de toreros curtidos y un encierro sin romper.

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Damián Castaño sale con rabia de la cara del toro © Luis Sánchez Olmedo

Hasta ahora, en esta feria, con más o menos matices y más o menos acierto, hemos hablado de las condiciones de un toro criado para la lidia y para propiciar el toreo. A partir de ahora, y durante tres días, escucharemos aquello de que San Isidro empieza hoy, con esa trilogía de grises de Albaserrada que inauguraba Escolar y que muchos identificarán con el toro bravo de verdad. Saldrán al ruedo en estos días, no lo dudo. Pero hoy, en concreto, el bravo vestía de oro y se llama Damián Castaño.

De sus telas nacieron los mejores pasajes de una tarde en la que decía el Rosco que no se había aburrido nadie; hable por usted, le respondo yo. Sobre todo en algunos momentos, que no fueron, precisamente, en los que Castaño toreó. Y digo bien, toreó, porque fueron esos muletazos desmayados y verticales con la diestra al quinto lo más parecido al toreo que se puede hacer con un Escolar, porque no tardó nada en orientarse el animalito y preguntarle al charro si sabía a quién se lo estaba haciendo. Y comenzó a pegar bocados, y a volver sobre las manos, y a reponer, y a remontar, y a regalarle mil perrerías a un Damián que se jugó el cuero. Tanto le expuso el de lila que, cuando ya nadie apostaba por que hubiera un muletazo más, Castaño le pegó tres lambrazos eternos y al ralentí a un animal que no supo ni por dónde le estaban cayendo. Lástima que la estocada no diese para más que una ovación, pero supo a triunfo.

Igual que supo la que le pegaron con el segundo, un toro soso, vulgar de presencia y de comportamiento, excesivo de cuerpo y de cuerna para engrandecer su estirpe. Y ahora dirán que se arrancó con alegría tres veces al percherón que montaba Alberto Sandoval, y será verdad; pero la cara B dice que llegó a regatear en cuanto sintió el hierro, buscó las nalgas del penco en las tres ocasiones, y derribó en la primera porque aún tenía poder. En las tres se agarró el piquero en una de las actuaciones de la feria, pero es que no se lo puso fácil un toro mentiroso que de bravo no tenía .

Porque hay que aclarar mucho que bien está que se coloque largo al caballo un toro que se va a medir, pero lo que pasar los minutos con el piquero citando a un animal que no está con él es una perdida de tiempo que se debe evitar porque ahí la bravura del toro ya está medida. Y antes de llegar al peto, también, por mucho que sean grises los que se torean, por mucho que entrasen en una repesca en la lista final de hierros y dejaran fuera, para regresar, al encierro más caro de cuantos estaban en ella. Tal vez no hubiera estado mal que hubiera sido para bien del pagano.

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Para el de Gómez del Pilar, desde luego, no fue, porque no pudo pasar de la ovación tras jugarse la voltereta en el tercer acto con un animal que nunca lo dejó ver. Noé le pegó dos series, en el inicio, de empaque, de gusto y de armonía en las formas, pero a la tercera tanda decidió el toro que eso no se podía consentir. Volvió, entonces, sobre las manos para reponerle al manchego, le ganó la retirada reponiéndole el final y se puso incómodo, pegajoso y orientado para marcarle el final del juego. Al menos, con ese, saludó una ovación, aunque, incomprensiblemente, el toro también se la llevase mientras lo llevaban a destazar. Con el sexto, que fue todo sosería y vulgaridad, ya estaba la plaza entera deseando que pitasen el final.

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También Robleño, que firmó esta tarde la actuación más profesional que pudo con la nobleza del primero -sólo por el pitón derecho- y con el espeso cuarto, de media humillación sin ninguna gracia que no sacó del letargo del calor a los que tenían que aplaudir. Es obvio que no le pasó nunca el agua de los tobillos, pero es que se necesita mucha más dinamita para poner en un brete al director de la Escuela Yiyo.

Todos, los tres, fueron btavos, mucho más de lo que lo fue el encierro, porque de los tres de Albaserrada que veremos consecutivos este es el de menos opción.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. Feria de San Isidro, vigésimosegunda de abono. Corrida de toros. 17.152 espectadores.

Toros de José EscolarUna escalera de presentación y fuera de tipo. Noble por el derecho el primero, que se fue orientando; noblón y sin entrega el segundo; enrazado el tercero que se orientó a media faena; soso y sin humillación el cuarto; peligroso y orientado el quinto; soso y de cortísima embestida el descastado sexto.

Fernando Robleño (oro viejo y oro): palmas tras dos avisos y silencio.

Damián Castaño (lila y oro): ovación y ovación.

Gómez del Pilar (gris perla y oro): ovación tras aviso y silencio.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Fotogaleria Madrid 4 6 2024