Hablar de ‘Cobradiezmos‘ es hacerlo de la joya de la corona de la ganadería de Victorino Martín, un animal que allá por abril de 2016 se dejó el alma, y casi la vida, en el ruedo hispalense. Aquella tarde Manuel Escribano tendría la dicha de encontrarse con un ejemplar que le permitiría cumplir un sueño, que únicamente había estado al alcance de un José María Manzanares que lo había conseguido tras perdonarle la vida a ‘Arrojado’ de Núñez del Cuvillo en esta misma plaza. Pocos años después vendría el tercer indulto en esta plaza en los que llevamos de siglo XXI, ese que tendría a Julián López ‘El Juli’ y ‘Orgullito’ de Garcigrande como protagonistas.
Manuel Escribano y la divisa cacereña pasaban en ese momento a la historia, siendo el hierro de la A Coronada la única vacada que había tenido dos astados de pañuelo naranja tanto en Madrid como Sevilla, dos animales que marcaron un antes y un después en la fiesta de los toros. ’Cobradiezmos’ murió el pasado 8 de octubre, dejando tras él un importante legado con más de 250 crías.
Tras ser indultado y curarse en el campo de las heridas sufridas durante la lidia, al astado marcado a fuego con el hierro de la casa se le agregó un lote de vacas no muy amplio, número que fue aumentando de forma progresiva en los años posteriores. Este era su octavo año padreando.
Recientemente la propia vacada cacereña difundió un vídeo donde se podía ver a parte del hato de vacas de este semental, unas imágenes donde se hace constar el nacimiento de una nueva becerrita hija de este célebre animal. Su madre es una vaca de gran seriedad, una hembra que protege a su recién nacida al detectar la presencia del 4×4. La becerra hace horas que ya tomó los primeros calostros, alimentándose de la leche materna para ir poco a poco ganando en volumen.
Pese a no verse al citado animal en las imágenes, este es su cercado. Su amplitud impide que todas las vacas estén concentradas en un espacio limitado de la finca, siendo éste un lugar donde las hembras y el citado semental tienen un número importante de hectáreas para campar a sus anchas sin ser molestados. Al tratarse de una becerra habrá que esperar, al menos hasta la primavera de 2027, para verla pasar el fielato de la tienta, más si cabe cuando en esta casa ganadera las hembras se tientan casi en su totalidad de utreras.