Muchos son los espadas que con el paso del tiempo y su ascenso a la parte alta del escalafón consiguen cumplir ese sueño que tenían desde niños. El hecho de adquirir una finca y el poder criar toros bravos es algo que ya desde la figura de Juan Belmonte, por poner un ejemplo, se veía haciendo en el mundo de toro. Pero no todos los matadores de toros de la parte noble del toreo tomaron esa medida, algunos al ser preguntados por este tema se salieron por la tangente: “Teniendo amigos ganaderos para qué quiero tener yo una ganadería si puedo disfrutar del campo sin costarme un duro”.
Ejemplo de toreros que formaron una ganadería hay muchos: El Viti, Paco Camino, Diego Puerta, Ortega Cano, Capea, Espartaco, Joselito, Enrique Ponce, El Juli o Talavante, entre otros, sí dieron el paso para poder crear el tipo de toro que tenían en la cabeza. Pero amén de ser ganaderos, estos espadas contaban con fincas donde se le podía sacar rendimiento a la misma gracias a elementos alternativos a la cría del ganado bravo.
Con el paso de los años las fincas han ido evolucionando, claro está que estas siguen teniendo la agricultura de secano o regadío como uno de sus contrapesos más importantes, pero también hay otras muchas que supieron aprovechar las bondades de las mismas. El olivar era una de ellas, la caza mayor, la saca del corcho, la cría de ganado de carne o porcino, e incluso hay algunas fincas que hace tiempo que apostaron por los molinos de viento o por las placas solares.
En los últimos años hay una serie de fincas que decidieron abrir sus puertas para la celebración de distintos tipos de eventos, entre ellos las bodas. El diestro valenciano Enrique Ponce gestiona su finca ‘Cetrina’ a través de Cetrina SL, una sociedad que constituyó en febrero de 2008 y de la que también fue parte su ex mujer Paloma Cuevas. «La comercialización de la finca como espacio para bodas no es, sino un paso más para sacarle provecho a un lugar que tiene todo lo necesario para convertirse en un referente en este tipo de eventos» podíamos leer en un artículo publicado en 2021 en La Razón.
Una explotación agrícola y ganadera donde el olivar ha ganado peso en los últimos lustros. Pero desde unos años se apostó por darle un impulso a una finca que por ubicación, extensión e infraestructuras se convertía en un lugar perfecto para la celebración de eventos en los terrenos que se levantan junto a la casa familiar. Un espacio que no rompe la intimidad de un espada que ha sabido diversificar a la perfección los espacios de ‘Cetrina’.