El pasado mes de marzo, Juan Pedro Domecq Morenés concedía una entrevista a este medio en la que hablaba de la paulatina reducción de su vacada y su apuesta por sementales nuevos que debían darle un impulso a una vacada que venía sumida en una palpable irregularidad pese a lidiar animales de nota dentro de su camada en distintos cosos de nuestra geografía. Un ganadero que conocía a la perfección aquello que tenía en su casa tras unificar bajo el hierro de la V de Veragua las vacas y sementales tanto de Juan Pedro Domecq como de Parladé.
Debido a la situación que vivía el campo y tras la llegada de una pandemia que puso con las orejas tiesas a toros los ganaderos, el criador de bravo afincado en la sierra norte sevillana tomó medidas sobre el número de machos que quería lidiar por camada. Tras una situación de crisis derivada de la pandemia y la alta inflación, muchos ganaderos vieron obligados a reducir animales y quedarse con aquello que realmente era la joya de la corona, algo que Domecq Morenés hizo nada más ver la problemática que se les venía encima.
Curiosamente en la temporada que más negro se le ponía todo, sus animales respondieron en un histórico 2023 donde no estaba presente en Sevilla tras varias décadas y en el que las figuras parecía darle de lado. Pero pronto cambió la situación en un verano donde incluso torteros que no eran muy de lidiar animales de la casa se apuntaron a algún festejo que otro. Un ganadero que este año ha vuelto a asomarse a los carteles de fuste en las principales ferias del orbe taurino: Castellón, Valencia, Sevilla, Jerez de la Frontera, Nimes, Madrid… han sido el comienzo de un 2024 donde le esperan tardes de máxima exigencia en cosos de gran relevancia.
“Cuando falleció mi padre juntamos Juan Pedro y Parladé, estábamos en 1000 vacas. Ahora estamos en 430, hemos ido reduciendo hasta el 60% en 12 años” nos comentó Juan Pedro en la citada entrevista. Una reducción importante de machos que afecta de forma exponencial a festejos menores y no tanto a las corridas de toros: “Antes herrábamos casi 100 machos más que ahora. Juan Pedro es una ganadería extensa, pero el mercado no abarca un número tan alto de animales de casa. En años anteriores lidiaba muchos erales y novillos, ahora son muchos menos, manteniendo una base más de corridas, porque si no es imposible mantener la estructura que tengo”.
Pero esa reducción de hembras no ha ido en consonancia con los sementales de la casa, todo lo contrario, este ha subido de forma exponencial abriendo el abanico y dándole protagonismo a familia que habían ido perdiendo peso en la casa.: “Ahora tengo más que nunca. Hay 53 sementales. La riqueza genética es la clave. Hay que estar investigando de forma constante, hay que estar abriendo la ganadería de manera constante, evitando la consanguinidad. Y esto solo se consigue con una amplia gama de sementales”.