Alejandro Talavante, Daniel Luque y Juan Ortega hacían el paseíllo, este jueves, en la séptima de la Feria del Toro, una corrida que llevaba el hierro de Domingo Hernández.
Talavante y el deslucido primero no llegan arriba
“Arrebato” se llamaba el colorado primero, número 98, un animal largo, de noviembre de 2019, de 570 kilos, muy suelto de inicio y que no apretó en el caballo, saliendo manso de él. Y también salió suelto del capote lidiador de Álvaro Montes. Se lo llevó Talavante a los medios muleta en mano y dejó detalles sin eco por ambos lados; ni el toro ni el torero llegaron arriba. Soso el animal, además de desclasado. Dejó una estocada desprendida y fue silenciado.
Luque no rubrica con el acero una meritoria obra al flojo segundo
“Loquito” se llamaba el segundo, número 68, colorado de capa, de 525 kilos, nacido en octubre de 2019, un animal que perdió las manos en varias ocasiones en la capa de Daniel Luque, que le recetó suavidad al animal. También de suave trazo las verónicas de Daniel Luque al toro, dándole mucho espacio. Se le cuidó en la lidia en el tercio de banderillas, y al tendido brindó el sevillano. Tenía poca fuerza, y jugó con las inercias un Luque que lo hizo todo a favor del animal, siempre componiendo con gusto y con gobierno a un toro que no se entregó. Se guardó el pitón izquierdo hasta mitad de la faena, pero le costaba más, aun así le robó muletazos de mérito. Tras unas bernadinas finales de apuesta, no rubricó su obra con el acero desafortunadamente, haciendo guardia una estocada que requirió de descabello.
Juan Ortega, sin opciones con el desrazado tercero
“Genovés” se llamaba el tercero, número 36, negro mulato de capa, de 545 kilos, nacido en enero de 2020 y primero del lote de Juan Ortega. Le faltaba raza a un animal con el que lo intentó en todo momento el sevillano, dejando instantes de gusto, pero aislados y sin eco, especialmente por la mano derecha. Animal muy parado, que lo intentaba hacer bien en el embroque, pero al que le costaba una barbaridad completar la serie. No acertó con el acero, siendo silenciado el sevillano.
Talavante se topa con un cuarto que se defendía por su falta de poder
“Molinito” llevaba por nombre el cuarto, número 1, colorado de capa, de 570 kilos, nacido en marzo de 2019. Muy justo de fuerzas también en los primeros tercios, algo que evidenció posteriormente en la lidia y en la faena de muleta de Talavante. Se defendía el animal por esa falta de poder y no pudo hacer más que pasaportarlo con recursos por ambos lados. Silenciado tras pasaportarlo con el acero.
Esfuerzo de un ovacionado Luque con el difícil y parado quinto
Serio de cara el quinto, un animal de más feas hechuras, que estaba también con muy poca fuerza; se le midió en el caballo. Muy difícil de ligar el toro, que incluso se colaba en ocasiones. Toro muy difícil, al que se los tuvo que sacar de uno en uno Daniel Luque, proponiendo con verdad para poder robarle. Esfuerzo del sevillano.
La intención de torear siempre de Ortega choca con la falta de fondo del sexto
El sexto tampoco fue el toro propicio para hacer el toreo, porque sacaba la nobleza de sus hermanos e incluso cierta calidad a la hora de los embroques, pero le faltaban finales y fue siempre a peor. Y eso que Ortega siempre lo trató como si fuese bueno, con suavidad, mimo y muchísima torería, pero la falta de transmisión del animal impidió que rompiese la faena. Un pinchazo y una gran estocada terminaron con el toro y con la tarde.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pamplona. Séptima de la Feria del Toro. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Domingo Hernández. Muy deslucido y desclasado el primero; flojo el segundo; sin raza el tercero, de buen embroque; el cuarto se defendía por su falta de poder;
Alejandro Talavante, ovación y silencio.
Daniel Luque, ovación tras aviso y ovación.
Juan Ortega, silencio y silencio.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ