Hace unos días se hacía oficial la vuelta a los ruedos de José Antonio Morante de la Puebla tras más de 50 días alejado de éstos. El diestro de La Puebla del Río había tenido que cortar temporalmente la temporada debido a problemas de salud que no le dejaban estar al 100% en la cara de los animales. Los aficionados sintieron enormemente esta pérdida de un espada que reunía todas las cualidades que debía tener un espada para hacer que estos peregrinaran de plaza en plaza en busca de ese pellizco que únicamente se produce cuando se “hace el toreo”.
El sevillano ha luchado en silencio por estar lo antes posible en los ruedos, su presencia en los mismos era, y es, vital para una fiesta de los toros que no sería la misma sin la presencia del cigarrero. Desde aquel lejano 31 de mayo hasta el pasado 23 de julio han pasado muchos días sin que ningún espada agarrara el testigo dejado por un torero que ya a comienzos de temporada dejó entrever que no estaba de todo bien. Los problemas en su muñeca le lastraron en un año donde tocó el cielo con el rabo de Sevilla, una tarde donde el diestro hispalense ya empezaba a arrastrar esos problemas que le obligaron a papar a comienzos de junio.
⭐ Morante de la Puebla ⭐
— OneToroTV (@OneToroTV) December 31, 2023
⏳ Cuando el tiempo y la historia se detuvieron, cuando 52 años después, Morante cortó un rabo en Sevilla y salió por la Puerta del Príncipe
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En una entrevista realizada a Paco Guerrero coincidiendo con una jornada de campo en la ganadería de José Luis Pereda, este confesó que no ha sido en esta temporada donde pegó ese bajón que todos pudimos ver, sino ya el pasado año. Pese a no encontrarse bien, José Antonio sí cinceló faenas de gran calado en el aficionado, esas que disfrutó a medias por el sufrimiento que llevaba consigo de una enfermedad que va de su mano desde que tenía 20 años de edad.
“Aquella tarde del rabo en Sevilla yo ya no estaba bien” comentaba el sevillano. “Si me veis con el rabo veréis también que ya hay mucho sufrimiento en mi cara. Fue el inicio de esta recaída”, expuso. Tras vaciarse delante de aquel animal salmantino muchos pensaron que quizás esa tarde podía pasarle factura a medio plazo, algo de lo que habló sin tapujos en la citada entrevista: “Yo creo que no me pasó factura. Las circunstancias van dándose, la suerte, el azar, te hacen llegar a ese momento y ya está. En parte también es cierto que desde entonces vengo sufriendo muchísimo, viendo a muchísimos especialistas y esperando a ver si dan con la tecla” comentó.
Sin duda alguna el descanso ha sido fundamental para esta mejoría, también el campo, lugar donde poco ha ido reencontrándose: “Creo que ir al campo y estar delante de la cara del toro también es una forma de terapia. Ya no solo terapia sino una manera de buscar la forma física para vestirte de luces y recobrar cosas importantes como profesional”. Una semana donde José Antonio trenzará el paseíllo en Azpeitia (miércoles 31 de julio), Huelva (viernes 2 de agosto) y El Puerto de Santa María (domingo 4 de agosto), tres compromisos donde el aficionado responderá a la llamada de un torero que vuelve a los ruedos para seguir siendo feliz.