PONTEVEDRA

Ídolos de Pontevedra: Palomo Linares


jueves 1 agosto, 2024

Sebastián Palomo Linares debutó en el Coso de San Roque hace sesenta años en dos becerradas los días 15 y 16 de agosto en las que ya dejó su sello.

Palomo Linares
Palomo Linares.

Sebastián Palomo Linares debutó en el Coso de San Roque hace sesenta años en dos becerradas los días 15 y 16 de agosto en las que ya dejó su sello. Para reflexionar el hecho que la plaza estuviera llena los dos días. Como curiosidad destacar el triunfo de El Platanito.

Sebastián volvió de matador en el año Sebastián volvió de matador en el año 1970 cortando cuatro orejas y un rabo convertido ya en un auténtico ídolo de masas. Las crónicas de esa tarde hablan de un palomo tan ambicioso como en la oportunidad pero ya siendo figura del toreo.

En 1975 se hacen con la plaza sus apoderados, los Lozano, y Sebastián marca territorio como hizo once años antes. Dos orejas y rabo.

En 1976 Pontevedra abronca con fuerza a Palomo en la tarde en la que ambos tienen su mayor desencuentro. Esta tarde tendrá su continuación en 1977.

El carácter de Palomo se pudo ver otra vez cuando la corrida de Amelia Pérez Tabernero no le dio ninguna opción. Sin pensárselo dos veces regaló el sobrero y allí dio una auténtica lección de hambre y toreo reconquistando a su plaza. Clamorosa su salida a hombros con los máximos trofeos y una tremenda demostración de lo que es una figura del toreo.

En 1978 Palomo ya compite con una nueva generación que comanda Pedro Gutiérrez Moya. La respuesta del maestro es clara, da la bienvenida a Capea y Paco Alcalde con una gran faena y la enésima puerta grande en San Roque.

En el año 1980 Sebastián se mide a Espartaco, otro de los toreros que marcará la historia de la plaza. Este festejo es recordado porque ambos dieron una extraordinaria tarde de toros. El viejo maestro y el joven arrollador se la jugaron sin cuentos y por las calles de Pontevedra se habló durante mucho tiempo de toros.

Palomo vuelve en 1984 a los ruedos y de nuevo está en Pontevedra. En este caso se encuentra con un público muy duro y que le exige como nunca. El maestro responde veinte años después de presentarse como un niño en la oportunidad.

Su carrera acabaría en los años noventa donde, alejado de la presión del triunfo que siempre le acompañó, dictó sus últimas lecciones en el Coso de San Roque.

Sebastián fue querido, lanzado, disfrutado y exigido por Pontevedra en una clara muestra de la exigencia generosa de la afición gallega y siempre el maestro respondió con ese paso adelante de orgullo que caracterizó su carrera. Cuando estuvo presente en el debut de su hijo recibió todas las muestras de apoyo y cariño de un público que gozó a una leyenda durante cuarenta años.