HUELVA

Del toreo a la bravura: La Merced se rinde a David de Miranda en el plebiscito de ‘Barba Verde’


jueves 1 agosto, 2024

David de Miranda corta siete orejas a los toros de Santiago Domecq, Loreto Charro, José Luis Pereda (al que indultó) Victorino Martín, Villamarta y Domínguez Camacho en un festejo para la historia de Colombinas.

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Foto: Porcuna

David de Miranda se encerraba, este 1 de agosto, en la plaza de toros de su tierra, Huelva, con seis toros de distintas ganaderías y encastes: Santiago Domecq, María Loreto Charro, José Luis Pereda, Victorino Martín, Villamarta y Domínguez Camacho. A las ocho arrancaba el paseíllo.

De Miranda se sobrepone a una fea voltereta y pasea la oreja del profundo y enclasado (a derechas) primero de Santiago Domecq

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Una oreja paseó el triguereño del primero de la tarde, un astado de Santiago Domecq bajo y de buenas hechuras pero muy pobre de presentación para una plaza como Huelva. No descolgó de salida animal en el recibo capotero de De Miranda, de ahí que este lo recibiera por delantales. Empujó con clase al peto y acudió franco al quite -capote a la espalda- del onubense. De gran cadencia y mando fue la primera tanda por bajo. Acometió con franqueza y largura el astado gaditano, se fue a los vuelos el de Santiago Domecq, embistiendo este con profundidad y gran clase. Miranda lo llevó siempre lago, jugando con las distancias y las alturas para que el animal se sintiera cómodo en la exigencia. David apostó por el toro, le dio sitio y provocó el galope de un ejemplar que se redujo haciendo el avión a derechas. Por el izquierdo fue otra cosa al embestir con menos entrega y picando por dentro. Miranda enseñó que el pitón era el derecho, volviendo a tirar con cadencia en redondo ante un toro que nunca perdió el ritmo, pero en un cambio de mano se lo echó a los lomos al dejar hueco ente la muleta y su cuerpo. Parecía que iba herido, pero afortunadamente únicamente fue el golpe. Finalizaría en los terrenos del animal para dejar claro que la voltereta no le había amilanado. Tras una buena estocada el usía le concedió la oreja de un ejemplar ovacionado en el arrastre.

David de Miranda pasea las dos orejas de un segundo de excelsa clase de María Loreto Charro

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Si el astado de Santiago Domecq había dejado el listón muy alto, el segundo de María Loreto Charro no le fue a la zaga. Engatillado de cuerna, fino de cabos y bajo como un zapato, ‘Fandango’ fue de esos animales para apostar. Empujó con clase al jaco en un puyazo medido para más tarde arrancarse de lejos a otro ajustadísimo quite de Miranda. El animalp salmantino se abrió una barbaridad en los capotes para llegar a la muleta haciendo amago de querer irse a chiqueros, pero David anduvo listo para no dejar que se fuera suelto. Lo citó de lejos en una serie donde el animal se fue a los vuelos colocando la cara hasta el final. El onubense lo llevó cosido en su pañosa alargando la alegre embestida de un ejemplar que todo lo quiso por abajo. A derechas también la tomó con ritmo y franqueza, dejando David una serie en redondo que caló en los tendidos. Pese a sentirse más cómodo en la media distancia De Miranda optó por acortarla y torear más en corto. Por ambos pitones brotaron muletazos cadenciosos para aprovechar el buen ritmo de un astado de gran calidad. En esa distancia corta acompañó más que sometió en muletazos de gran relajo, pero sería nuevamente en el arrimón final donde el público volvería a vibrar con el onubense. Mató de una estocada en buen sitio y el público pidió un doble premio que sería concedido por el palco.

De Miranda indulta al tercero, un “Barba Verde” de Pereda tras una faena de gran emotividad

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Más cuajado que los toros lidiados en primer y segundo lugar fue el tercero de la tarde, un burraco de Pereda que se ganaría la vida gracias a su gran fondo de bravura. Se trató de un ejemplar al que le costó tomarla por abajo en el recibo de salida. Este fue un astado que tomó con fuerza una vara única vara en un paso por el jaco donde se le midió el castigo. Poco a poco el animal fue saltándose y tomando los capotes por abajo. Pronto, fijo y alegre en su galope David aprovechó esa velocidad del animal para dejar un ceñido quite por chicuelinas y un estoico inicio por estatuarios. A su aire el toro era otro, de ahí que Miranda no dudara en llevarlo enganchado y apretarle por abajo, de lo contrario podía subirse a las barbas del onubense. Transmitía una barbaridad el burraco de Pereda, un toro serio en todo el sentido de la palabra, un ejemplar que pese a no tener ese ritmo sostenido del segundo si mostró otras virtudes que supieron ver tanto la afición onubense como el propio David. Volvió a abrirse en canal el de Trigueros para entregarse a una embestida de gran verdad. Sacó gran fondo el astado, en buena parte por la imposición de un espada que paró, templó y mandó sus embestidas, ese que aprovechó las virtudes del toro para cincelar muletazos hondos y profundos. La plaza era un clamor pidiendo la vida para un ejemplar que se entregó a un torero que nunca le dudó, sin duda alguna una de las claves para que el burraco fuera poco a poco a más y sacara todo lo que llevaba dentro. Una vez indultado el animal le fueron concedidas dos orejas de foma simbólica.

David de Miranda sale ovacionado tras pasaportar a un humillador pero desentendido cuarto de Victorino

En cuarto lugar salió un astado de Victorino Martín muy justo de presentación para una plaza como Huelva, un animal que tendió a humillar pero que no acabó de entregarse nunca en los trastos debido a su justeza de raza. No se dejó torear de capa acometiendo al jaco con fuerza en un puyazo donde no acabó de emplearse. Acortó en banderillas y llegó a la muleta embistiendo con cierto genio. El onubense le intentó buscar las vueltas pero sin meterse de verdad con él, de ahí que toro y torero no acabaran entendiéndose. Con el animal poco a poco acortando su viaje David optó por machetear e irse a por la espada. Tras una estocada algo traserita y tendida saludó una ovación.

La porfía y el buen hacer de De Miranda le valen la oreja del soso quinto

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Le paseó la oreja al quinto, un toro de Villamarta con nobleza pero justito de raza y poder. Inteligente estuvo el de Trigueros para sacar lo que tenía dentro el animal, un ejemplar que no aguantaba la exigencia, de ahí que David jugara con las alturas y las distancias para intentar que el toro no bajara pronto la persiana. Tuvo mejor inicio que final del muletazo, saliendo con la cara altita y sin emplearse, algo que afeó el buen trato dado por el espada. Porfió tanto en la media como en la corta distancia pero el toro se vino a menos, algo que evitó que la labor tomara el vuelo. Pese a ello pasearía una benévola oreja tras pegarse un arrimón y matar de una estocada de rápido efecto.

David de Miranda pasea la oreja del mansito pero noble sexto

Se fue a la puerta de chiqueros a recibir al sexto de la tarde, un hondo y cuajado astado de Domínguez Camacho que tras pararse y pensárselo en la misma raya del tercio se arrancaría con transmisión al capote del onubense. Tras la larga de rigor dejaría una serie de verónicas con el toro embistiendo con mucho carbón. Manseó en el jaco, lo mismo que acabaría haciendo en un tercio de muleta donde el astado acabó apagándose como una velita. Pese a su condición de mansito mantuvo la nobleza, esa que aprovechó el onubense para dejar series de su personal concepto. Con el toro ya muy a menos se metió en su terreno para cerrar su labor entre los pitones del animal. La estocada pondría en su mano una nueva oreja para cerrar con broche de oro una tarde redonda.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Merced, Huelva. Segunda de la Feria de Colombinas. Corrida de toros. Casi dos tercios de entrada.

Toros, por este orden, de Santiago Domecq, María Loreto Charro, José Luis Pereda, Victorino Martín, Villamarta y Domínguez Camacho. De gran ritmo, clase y entrega a derechas el importante primero; de un ritmo sostenido el humillador y entregado segundo; a más un tercero con humillación, franqueza y enorme fondo (indultado); de humilladora pero corta embestida un Victorino que nunca se entregó; con nobleza pero muy justo de raza el soso y deslucido quinto; con nobleza el manejable pero a menos sexto.

David de Miranda, en solitario, oreja, dos orejas, dos orejas simbólicas, ovación, oreja y oreja.

FOTOGALERÍA: EDUARDO PORCUNA

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