Corría el año 1999 y el toreo entraba en una dimensión de la mano de un niño. El Juli ya era matador de toros y debutaba en la Peregrina con las cámaras de Canal Plus de testigo. En los tendidos famosos de la talla de Anthony Quinn al que brindó un astado el joven madrileño. Ese día nacería una revolución que concluiría en 2023 y es la relación entre Juli y Pontevedra.
En los primeros años de su carrera conectó rápidamente con las peñas con la alegría de las banderillas y sus faenas tan especiales llenas de triunfos. Lo bonito fue que cuando el maestro decidió dejar los palos para buscarse a sí mismo como comentó, Pontevedra disfrutó igual o más de la versión más reposada de Julián.
Compartiendo cartel con todas las figuras de la época nunca se dejó ganar la partida en la Ciudad del Lérez y a partir de 2009 no se puede concebir una feria sin él.
Julián ha sido el torero con más puertas grandes y todavía resuenan los ecos del ¡Juli quédate! del año pasado cuando se despidió. En Pontevedra nació el himno que le acompañaría hasta su Adiós definitivo y es aquí dónde arrancó su tremendo final de temporada ante los toros de Santiago Domecq.
25 años de Magisterio ante una ciudad entregada que le vio competir con Vicente Barrera, Enrique Ponce, Manuel Caballero, Morante, Castella, Manzanares, Roca, Talavante… Y jamás se dejó ganar la partida.