Entre saltos de trampolín y tenis, boxeo y fútbol, Maduro y ERC, calores y tormentas, llegan desde Azpeitia, corazón de Euskadi, su plaza de La Bombonera a los pies del macizo de Izarraitz, noticias e imágenes taurinas que llevan a la alegría a invocan a la nostalgia.
Nostalgia de tantas tardes de toros y amistad compartidas con gentes de la tierra y otros llegados de geografías españolas y francesas al reclamo de los toros y la Feria de San Ignacio en una plaza singular, bellísima por dentro y por fuera (ese paisaje que la envuelve, ahora ¡ay! sin el convento de las monjitas que pedían orejas desde los ventanales), que tiene banda sonora propia y que en el Zortziko fúnebre, a la muerte del tercer toro, es todo emoción.
Y emoción, toreo, triunfos en los sanignacios de este año, con Morante, Luque, Ortega…la desgracia de Urdiales ( tan ausente de las ferias y ahora con Dax y Bilbao en el aire) y el indulto de Colombo a uno de Murteira, hierro portugués que con Manolo Chopera al frente de Las Ventas se anunció muchas veces en Madrid ( que se lo digan a Esplá y otros) y que en Azpeitia ya es referente y ahora con el indulto, el primero de la historia del coso, ni te cuento.
Azpeitia, territorio abertzale, con sokamoturra y feria taurina ( cuatro antis cuatro con pancarta ante la plaza, llena cada tarde) que hace unos días, aún con la incertidumbre de Morante, apareció con pintadas » Morante, herría zuekin» ( Morante, el pueblo está contigo) y que fue clamor con su toreo en la primera de feria, felicidad y emoción en el rostro del genio de La Puebla.
Los mismos sentimientos que tuvo ayer Markos Mozos, veterinario rural en la zona ( titular en Azpeitia e Illumbe) gran aficionado taurino, abertzale de corazón, generoso amigo ( llanto compartido la última tarde en La Monumental de Barcelona) cuando curaba con mimo a «Almirante» bravo y noble toro de Murteira que se ganó el regreso a la vida regalada de la dehesa para gloria de la divisa portuguesa.
Lugareños y visitantes, henchidos de emoción, hicieron salir a hombros al torero, Colombo; al ganadero, Joaquín Murteira y al responsable de la ejemplar Comisión taurina, Joxín Iriarte, mientras en las dependencias de la plaza Markos curaba las heridas de la lidia sobre el lomo de «Almirante».
Esos son, también, los valores del toreo.