COLMENAR VIEJO

La corrida de Montalvo y un sector del tendido se cargan el espectáculo en la segunda de feria


domingo 25 agosto, 2024

Los gritos, los destemples y la mala educación del tendido se suma a una blandísima corrida en la que ni Talavante, ni Luque ni Aguado lograron remontar

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La plaza de toros de La Corredera abría hoy sus puertas para celebrar un cartel de gran atractivo para el aficionado, ese donde Alejandro Talavante, Daniel Luque y Pablo Aguado trenzaban el paseíllo con una corrida del hierro salmantino de Montalvo.

Talavante, con el tendido a la contra, deja naturales excelsos y un sainete con la espada

Buena hechura y cuerna apretada lucía el colorado primero de Montalvo, musculado y con romana, pero sin salirse del percal en los capotazos que le recetó Talavante para tantear su intención. Y sus fuerzas, porque tampoco andaba sobrado, pese a que el puyazo fue largo. Luego lo notó el toro en la muleta, donde tuvo calidad máxima en los vuelos pero no empuje, ni fuerza, ni transmisión. Por eso no llegaron los naturales de Talavante -algunos de una calidad suprema- a un tendido a la contra desde el principio. Pinchó el extremeño en varias ocasiones, con desgana al entrar, además, y eso enervó aún más los ánimos, ya de por sí incendiarios. Pitos para el extremeño.

Ni la capacidad de Luque basta para mantener en pie al inválido segundo

También el segundo de Montalvo estaba bien hecho, pero le faltó ritmo y algo de fondo para entregarse en las verónicas de puro temple que le intentó dibujar Luque, porque no podía el animal con el rabo. Por eso fue protestado y por eso se vino abajo en la muleta cuando aún no le había pegado Luque ni cuatro muletazos, todos suaves, mimosos incluso. Como fueron después los naturales, porque el animal tenía calidad, es verdad, pero nadie en el tendido hacía caso ya de los esfuerzos del sevillano por mantenerlo en pie. Un pinchazo y una estocada se lo llevaron a destazar sin más.

Las buenas formas de Aguado no bastan para aplacar a un tendido a la contra de todo

Hubo verónicas de auténtico empaque en el saludo capotero de Pablo Aguado en su primer toro en esta plaza, pero quedó inconcluso el recibo al salir distraído el toro demasiado pronto de la jurisdicción del sevillano. Fue protestada la vara que tuvo que rectificar Salvador Núñez, viendo cómo estaba blandeando la corrida. Quitó, sin embargo, Pablo también a la verónica, pero le faltó al toro continuidad a causa de la falta de fuelle. Fue fundamental el buen trato de Pablo en el inicio, tan torero en las formas como colaborador en el fondo con el fondo del animal. Y fue por eso que sacó la poca raza que tenía para embestirle con noble clase, pero sin transmisión alguna, a un sevillano que nunca se aburrió. Pero el tendido puso de manifiesto la desconexión con lo que sucediera en el ruedo, coreando con olés de chifla la faena de un profesional en el ruedo. Enrarecido el ambiente de una plaza que ha perdido el respeto a cuanto sucede en el ruedo. Y más cuando Aguado despenó a su primero con un bajonazo infame.

Talavante mantiene en pie al cuarto a base de temple mientras los custodios hacen insoportable torear

Al cuarto, toro bajo, reunido y de magnífica expresión, lo saludó Talavante con delantales de gran temple mientras repitió, porque siempre lo hizo humillado y con bondad hasta el doble remate de media y larga. A este lo midió más en varias el extremeño, que anduvo siempre muy pendiente de la lidia. Tan desagradecido fue ese sector ruidoso del tendido que decidió pitar a Alejandro cuando les brindó el toro, junto al resto de la plaza. Pero la faena de Talavante, preñada de temple, de suavidad y de torería innata, llegó a los paladares exquisitos, a los que quisieron prestar atención y no exhibir en voz alta sus carencias. Mientras tanto, Alejandro se afanaba en ponerle calidad y sabor a una faena que tuvo el mérito principal en mantener en pie al de Montalvo. Cierto que faltó transmisión, y que el ajuste no fue máximo, pero no menos lo es que eso era necesario para construir algo parecido a una faena. Y Talavante lo hizo, a pesar del griterío insoportable de los de siempre. Mató de estocada desprendida mientras continuaba la pitada.

Luque pasaporta sin historia ni opción al deslucidísimo quinto

El quinto de Montalvo fue otro toro de preciosa estampa que no quiso, sin embargo, saber nada de telas manejadas por Luque y su cuadrilla. Fue Iván García quien se llevó la ovación de la tarde al parear al animal con gran suficiencia. Igual que la que tuvo Daniel Luque con la muleta, pero el sevillano tuvo menos suerte a la hora de que se emplease el toro. Desplegó toda su tauromaquia uno de los mejores lidiadores que hay hoy día en el escalafón, pero este, que tenía los mismos defectos que sus hermanos, y alguno más, no tuvo sus virtudes, y todo fue un intento coronado por una estocada solvente de la que tardó en caer para que sonase un aviso. Ni para morirse pronto sirvió el bicho.

Aguado se atasca con la espada tras una faena de personalidad al sexto

El toro que cerró plaza era un colorao de preciosa estampa que no quiso ni ver el percal que manejaba Pablo Aguado y menos al picador de turno, que tampoco lo castigó, en previsión de lo que podría venir. Pero lo que vino fue lo mejor del festejo, porque un suavísimo Pablo Aguado supo asentar en el ruedo la escasez de fuerza del toro, pero también conducirle la voluntad con cierto ritmo que el tendido, deseoso de ver algo parecido al toreo con la corrida de Montalvo. Trazó despacio y limpio, pero con altibajos en una faena de formas clásicas y mucha personalidad en el fondo. Pero falló con la espada, sonó un aviso y volvió a estallar ese sector del tendido que nada tiene que ver con un aficionado.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Corredera, Colmenar Viejo. Segunda de la Feria de la Virgen del Remedio. Corrida de toros. Más de un tercio de plaza.

Toros de Montalvo. De tremenda calidad sin fuerza el colorao primero; sin fuerza el segundo, con calidad, eso sí; noble pero sin emoción el feble tercero; humillador y con voluntad el cuarto, al límite de fuerza; remiso y mansurrón el deslucido quinto; noblón y repetidor sin clase el colorao sexto.

Alejandro Talavante (Esmeralda y oro): Pitos y silencio

Daniel Luque (Celeste y oro): Silencio y silencio tras aviso

Pablo Aguado (Nazareno y oro): Silencio y silencio tras dos avisos

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Plantilla Fotogalería

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO