Por Alberto Bautista
Enrique Martínez “Chapurra” vive y siente el toreo. Tanto es así que ha hecho de su pasión, una forma de vida; y es que a este jienense no parece pesarle los años cuando de necesidad vive el hombre y aunque su sueño siempre ha sido estar anunciado como torero, su nombre aparece en muchos rincones de la piel de toro como sobresaliente, una figura poco valorada pero vital en festejos de uno o dos espadas. Esta temporada han sido muchas las tardes en las que han hecho el paseíllo y gran parte de ellas de gran relevancia a la sombra de figuras del toreo.
Con más de dos décadas de alternativa a sus espaldas, habla sin tapujos de la profesión para la que se prepara a diario con la ilusión de un novel. Y para ello, da muestras de su capacidad. Tal es así, que el pasado 30 de agosto en la localidad alcarreña de Sacedón en una tarde marcada por la cogida de Víctor Hernández nada más salir el primer toro de la tarde cuando lo recibía de rodillas y con un parte de guerra absolutamente demoledor con una “cornada de 15 centímetros en el bíceps femoral del muslo derecho”, los destinos del toreo parecían estar escritos y esa tarde “Chapurra” ofreció un ejercicio de dignidad lidiando tres toros de Torrealba dando una lección de toreo de alharacas, de gusto y sentimiento. Una mezcla de toreo antiguo que tan buenos partidarios atesora. Fueron tres toros para sentirse… Torero.
“Mi carrera no ha acabado de sobresaliente porque la intención que uno tiene es torear. La tarde de Sacedón ha sido un punto clave en mi carrera y supone un toque de atención a las empresas”, puntualiza. Y es que Chapurra cuenta con una experiencia más que contrastada a sus espaldas dialogando con respeto y sin tapujos de la profesión para la que se prepara a diario con la ilusión algún día de “confirmar alternativa en Las Ventas”. De momento, su gesta de Sacedón queda en el currículum de un torero veterano y curtido en mil batallas ofreciendo su mejor versión en un compendio de tauromaquia antigua. Chapurra y el toreo profundo: bendito comodín.