Valentín Hoyos paseó tres orejas y, en hombros, se convirtió en el primer nombre propio de la Feria de Moncalvillo en San Agustín de Guadalix. Con una destacada y muy bien presentada novillada de San Isidro, que envió tres utreros de bandera -2º, 3º y 5º- , el salmantino destacó en el toreo al natural, que refrendó con un acero solvente. Mariscal Ruiz cuajó y toreó reunido al tercero, el mejor del encierro, pero se esfumaron los trofeos por el descabello. Mientras, Javier Zulueta, que abrió plaza para viajar rápidamente a Francia, dejó pinceladas de toreo despacioso y templado con el lote más costoso y de menores opciones.
Disposición de Zulueta con un primero que soltó mucho la cara y se terminó parando
Se alteró el orden de lidia de la mañana para que abriera plaza Javier Zulueta y así ganar horas de viaje, ya que torea en la matinal del domingo en Nimes. Salió un primero de San Isidro, con cuajo y kilos, ancho de sienes, al que el sevillano tejió un templado ramillete de verónicas de salida. Sangró lo suyo en la vara que tomó y echó la cara arriba en banderillas. Ese defecto le mantuvo en toda su faena, pues soltó un molesto gañafón siempre al final de cada muletazo. Zulueta intentó torearlo con limpieza a base de mucho pulso y, cuando lo logró, mejoró la calidad de las series, porque en cuanto punteaba la muleta era complejo el lucimiento. Además, se fue parando el utrero, que terminó por no pasar. Imposible, pese a la disposición del sevillano, que resistió parones y miradas en un trasteo que no caló arriba. Lo mató de pinchazo hondo y más de media tendida y trasera.
Hoyos, oreja de un buen segundo de San Isidro, que tuvo fondo y profundidad
Con mejores hechuras, de lomo recto, más estrecho de sienes, pero serio, astifino desde la mazorca, el segundo salió con muchos pies. Fue un novillo que se movió y tuvo inercias, aunque hubo que llegarle mucho en banderillas. Hoyos brindó al público y, sin preámbulos, inició con la diestra aprovechando esas inercias del animal, que se deslizó con profundidad en su pañosa. Fue un utrero de San Isidro con fondo y transmisión, que humilló permitiendo explayarse al salmantino, que no lo atacó -aliviando a final de muletazo- en las primeras tandas, pero corrió la mano en una faena que tuvo altibajos. La estocada, desprendida, fue efectiva y cortó la primera oreja de esta Feria de Moncalvillo.
Faena templada y reunida de Mariscal Ruiz, que pierde las orejas con el descabello tras cuajar al excelente tercero
Más basto y altote, el cornidelantero tercero no paró quieto en los primeros tercios. Tomó dos puyazos al relance y permitió a Mariscal Ruiz exhibir condiciones en un tercio de banderillas desigual, en el que destacó el tercer par, de dentro a fuera. Novillo de mucha clase de San Isidro, pronto y con ritmo, colocó la cara con calidad y tuvo una profundidad extraordinaria en la muleta de Mariscal Ruiz, que lo cuajó a placer. Generoso con las virtudes del animal, le otorgó distancia y lo lució en tandas ligadas, en las que toreó con despaciosidad y muy reunido. Por ambos pitones. Una delicia las trincherillas de los remates. Muy sevillanas. Lo mató a cámara lenta arriba, pero no dobló el astado y marró con el descabello perdiendo los trofeos. En plural. Por ello, todo quedó en ovación para Mariscal Ruiz y otra para el excelente novillo de San Isidro.
Dos buenas tandas de derechazos de Zulueta en una faena a menos con el áspero cuarto
En la línea del primero, el cuarto fue otro utrero con remate y kilos, voluminoso, algo acodado de pitones, que permitió estirarse de nuevo a la verónica a Zulueta. Lo mejor, la media, acompasada. Dormido en el peto, marcó querencias y hubo que llegarle mucho en banderillas, aunque cuando arrancaba, iba con todo. Buena lidia de Juan Sierra. El sevillano comenzó el trasteo con doblones muy toreros, ahormando la tosca embestida del novillo. Hubo alguno de cartel. Ligó a continuación dos tandas macizas de derechazos, templadas, muy despacio, de buen trazo en las que tapó esa aspereza de su oponente. La faena no logró mantener el mismo nivel de esas dos series, porque el novillo empezó a defenderse más y a Zulueta, que optó por la suavidad con las telas, se le vio algo más frío para conectar con el tendido. Pese a que la espada cayó en el sitio, tardó lo suyo en claudicar y escuchó incluso dos avisos por la tardanza del tercero en atronarlo. Tibias palmas cuando abandonaba el coso para poner rumbo a Nimes.
Dos orejas al natural para Valentín Hoyos de otro novillo enclasado e importante quinto de San Isidro
Ensillado y acapachado, con cuna, el quinto salió con bríos de chiqueros y se empleó en el peto. Definido desde las verónicas iniciales de Valentín Hoyos, fue un animal con mucha nobleza. El de La Alberca corrió la mano por ambos pitones y logró conectar con el tendido en una faena en la que le fue perdiendo pasos entre cada muletazo para poder ligarle. Fue otro novillo de nota de San Isidro que, además de quererlo todo por bajo, tuvo inmensa bondad. Los mejores pasajes, con la zurda, mano con la que se le volvió a ver muy cómodo. Se fue tras la espada y enterró el acero algo desprendido. Dos orejas y ovación al utrero para el que se pidió la vuelta al ruedo.
Mariscal Ruiz arranca en las cercanías su trofeo del deslucido sexto
Con alzada y pecho, fuerte, con pitones, astifino, un toro de la mayoría de ferias, el sexto fue un astado que se desplazó y, tras un despacioso y acompasado quite por delantales, propició otro tercio de banderillas algo desigual de Mariscal Ruiz. Luego, con la muleta, trató de dar celo al novillo para que rompiera en el engaño, pero resultó más deslucido y costoso que la mayoría de sus hermanos. Por ello, no tardó en meterse entre los pitones y unido a varios efectismos logró el beneplácito del tendido. Tras pinchazo, dejó una estocada certera y paseó su trofeo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de San Agustín de Guadalix (Madrid). Primera de la Feria de Moncalvillo. Novillada con picadores. Alrededor de media entrada.
Novillos de San Isidro, bien presentados, serios y con cuajo. El 1º, brusco y siempre con un molesto tornillazo, se paró pronto; el 2º, buen novillo, con ritmo, fondo y mucho recorrido; el 3º, gran novillo, pronto y enclasado, humillador y con mucha profundidad, a más; el 4º áspero y tardo, cuando arrancaba iba con todo; el 5º, de mucha nobleza, lo quiso todo por abajo; el 6º, deslucido y de poca pujanza.
Javier Zulueta: silencio y palmas tras dos avisos.
Valentín Hoyos: oreja tras aviso y dos orejas.
Mariscal Ruiz: ovación tras aviso y oreja.
FOTOGALERÍA: SILVIA OLMEDO
