EL EXILIO INTERIOR

Aquelarre antitaurino en sede parlamentaria


martes 17 septiembre, 2024

Errejón y Urtasun ya han enfatizado hoy que ese será el principio del fin de la tauromaquia.  Una chulería, tal vez, pero habrá que reaccionar, digo yo.

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El debate.

Ayer lunes,  organizado por  SUMAR y bajo el epígrafe “Jornada Parlamentaria de Protección Animal. Tauromaquia y siglo XXI” y con la ILP abolicionista sobrevolándolo todo aupada en su escoba, se ha vivido y oído en sede parlamentaria un akelarre antitaurino en el que solo han faltado las hogueras.

Un amplio abanico de aprendices de brujo (y bruja), con nombres destacados de la secta, algunos que se repiten desde hace años  (Aida Gascón, Anna Mulá..), una invitada estrella llegada de Colombia a la que no le gusta la interjección olé – así, con acento-  y otros y otras que okupan escaños y cargos del grupo parlamentario convocante y afines , con la aparición final entre aclamaciones  de los grandes brujos de la tribu, Ïñigo Errejón y el mismísimo Ernest Urtasun como gran oficiante, que han desgranado un argumentario (sic) que en realidad es un mejunje maloliente, un brebaje en el que la mezcla de mentiras, insultos -a la inteligencia, también-  y lugares comunes solo se sostienen en sus subvencionadas mentes (las aplaudidas alusiones a la Fundación Franz Webber los delata).

Seguir el akelarre por el Canal del Congreso resultó, créanme, una tortura, ya que de tortura- decían-  iba la cosa. Por ello les evito mencionar algunas de las perlas que soltaron  los y las intervinientes. Me quedo con la imagen final de Íñigo Errejón, su sonrisa cínica  en su carita de Harry Potter y de Ernest Urtasun y su prepotente y la vez melifluo tonillo de “niño sabio del Eixample”, como símbolo de la degradación de la política. Claro que esta, la degradación política, tiene otros rostros y  variadas consecuencias en nuestras vidas, pero en el caso que nos ocupa es llamativa.

Resulta, sin embargo, que “los nuestros”, los taurinos- buenos, malos y medio pensionistas-están por otras cosas, si es que están por algunas, me temo.

Por su parte, la prensa taurina, en papel (la que sobrevive) y digital, da cuenta de la actividad en los ruedos, bendice o maldice  lo que sucede en ellos y poco más. Y si de la afición hablamos, las descalificaciones – X como arma de destrucción masiva- para ver quien la tiene más larga- la afición , me refiero-  ganan terreno al juicio sereno en el que, por supuesto, también caben o deberían filias y fobias personales, pero sin nublar el entendimiento.

La temporada da sus últimos coletazos pero aún quedan citas y ferias postineras; para el próximo viernes los brujos y brujas tienen convocada ante Las Ventas la mani de todas las manis (luego cuatro gatos, pero ya se encargarán  de maullar que eran miles) en su “misión abolición “y así llegaremos antes de que acabe el año o al inicio del siguiente a la entrada en el Congreso de las tropecientas mil firmas de la ILP de marras, las comisiones parlamentarias, los debates y ¡ay! las votaciones.

Errejón y Urtasun ya han enfatizado hoy que ese será el principio del fin de la tauromaquia.  Una chulería, tal vez, pero habrá que reaccionar, digo yo.