Informa: Rosi Fernández
Un encierro de Juan Pedro Domecq se lidiaba, este lunes, en la Feria de San Mateo de Logroño para un mano a mano entre Diego Urdiales y Alejandro Talavante.
Urdiales paladea el toreo con el enclasado primero al que le pasea la oreja
Templado fue el recibo de Urdiales al primero de la tarde, un toro de Juan Pedro que la tomó con nobleza y al que el riojano le dibujó una media de cartel. Talavante entró en su turno de quite para tomarle el pulso a la tarde cerrando el mismo con una garbosa revolera. En los medios comenzó Diego su labor con unas primeras tandas de derechazos citando de lejos y llevando metido en la pañosa al toro con muletazos largos que propinaron los primeros oles de la tarde. Al natural se encajó en series de muletazos largos, esos donde sacó a relucir su personal concepto del toreo. No le apretó en demasía a un toro con virtudes pero al que no le sobraba la raza. Acarició la noble y enclasada condición del animal en una labor muy torera dentro de un trasteo donde se abandonó el riojano regalando a los presentes una faena con el denominador común de la despaciosidad. Tras una estocada efectiva le fue concedida una oreja pese ser pedida la segunda por parte de una plaza que saboreó todo lo que hizo el arnedano.
Silenciado Talavante con el soso y parado segundo
También se gustó Talavante a la verónica con el segundo de la tarde, un animal de Juan Pedro que no acabó de irse tras los vuelos. Breve y muy torero fue el quite de Urdiales antes de tomar la pañosa el diestro pacense. Dejó series de buen trazo con la diestra, esa que aderezó con molinetes, trincherillas y pases de pecho. Pese a tener buena condición estuvo más medido de raza que su hermano lidiado en primer lugar, de ahí que todo tuviera que ser “pronto y en la mano”. A base de temple le acabó sacando todo lo que llevaba dentro del animal pese a no ser una faena compacta por la condición de un astado que acabó apagándose como una velita. Tras pasaportar al animal fue silenciado.
La cicatería presidencial deja sin oreja a Urdiales tras otra faena de fino trazo al noblón tercero
Huidizo y suelto salió el tercero de la tarde, un animal al que saludó a la verónica Urdiales. Por bajo comenzó su labor el riojano a un toro que en las telas tuvo cierto ritmo. Doblones y ayudados por bajo de un enorme sabor ante un ejemplar sosito y de poco celo. Con temple y sabiduría fue metiéndolo en el canasto ligando muletazos por ambas manos donde puso todo de su parte para empujar la embestida del Juan Pedro. Hubo una tanda con cambio de mano con el sello de la casa poniendo los pelos de punta y a la gente en pie. Al natural basó su labor corriéndole la mano con cadencia al astado sevillano. Faena de despaciosidad y naturalidad ante un Juan Pedro con mucha nobleza pero sin ese empuje necesario para que la labor alcanzara altas cotas. Tras un pinchazo y una gran estocada no le fue concedida una oreja pedida por la mayoría de la plaza, saludando este desde el tercio. Pitos a la presidencia por llevarle la contraria a una plaza que pidió de forma unánime la oreja.
Talavante queda inédito con el rajado cuarto
No tuvo opciones Talavante con un cuarto que llegó rajado al último tercio. Un animal de Juan Pedro que no tuvo ni clase ni entrega en las telas del extremeño, espada que ni pudo porfiar con un astado vacío de todo. Tras enterrar el acero fue silenciado tras ver como se estrellaba con un toro que no le dejó ni ponerse.
Urdiales por encima de un quinto sin nada dentro
Tampoco dio opciones el quinto, un toro falto de raza que siempre embistió a media altura y sin emplearse. Porfió el riojano en un trasteo donde se mostró muy por encima de un animal sin nada dentro. Una pena que tras una tarde así Diego acabara saliendo andando de la plaza. Tras una estocada y dos descabellos acabaría siendo silenciado.
Un inspirado Talavante desoreja al sexto
Con un farol y varias verónicas recibió Talavante al último toro de la tarde, un ejemplar con virtudes de Juan Pedro Domecq. Brindo al público un toro con nobleza pero al que no se le vio sobrado de raza. Por estatuarios y cambiados por la espalda comenzó el tercio de muleta. Tandas de derechazos con cambio de mano que llegaron una enormidad a los tendidos. Siguió con otra buena de naturales llevando largo templado al ejemplar venido de tierras sevillanas. Molinetes, pases de pecho y trinchera… todo lo hizo con suma despaciosidad. Se metió al público en el bolsillo pasándose el toro por detrás en varias ocasiones, esos que sirvieron para abrochar series de toreo ligado y profundo. Tras una certera estocada pasearía las dos orejas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Ribera, Logroño. Tercera de la Feria de San Mateo. Corrida de toros. Media plaza.
Toros de Juan Pedro Domecq.
Diego Urdiales, oreja, saludos desde el tercio y silencio
Alejandro Talavante, silencio, silencio y dos orejas
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FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ