El matador mexicano Luis David se convirtió en el máximo triunfador de la corrida que se realizó en la Monumental de Morelia, donde cortó sendas orejas por faenas con oficio y buen gusto por lo que salió a hombros al final de un festejo, organizado por la Fundación Los Ángeles Taurinos A.C., que preside la empresaria Tomasina.
El diestro español Ginés Marín obtuvo un apéndice por una labor artística; Paola San Román no tuvo suerte con su lote y sufrió un puntazo en el muslo derecho. Se lidió un encierro de la ganadería La Estancia, bien presentado, de juego desigual, en el que destacó el quinto toro, por su calidad.
La más reciente temporada que Luis David realizó en España, misma que incluyó ocho corridas de toros de alta competitividad ha empezado a dar frutos. Así lo demostró a lo largo de esta corrida en la que el sitio y el dominio de la técnica fueron la base para un triunfo en el que se le vio cuajar dos toros con precisión milimétrica y rematarlos con la espada de forma contundente.
Al tercero le realizó un trasteo de buen gusto al haber tocado las finas teclas de un toro que, gracias a ese buen manejo de toques, alturas y distancias, rompió embestir con largueza y con el hocico muy bajo, con lo cual, este torero de Aguascalientes ligó valiosas tandas por ambos pitones. Lo brindó al matador Guillermo Capetillo. Remató con manoletinas y bernadinas. Una estocada certera puso en su mano la primera oreja de la tarde.
El último toro tuvo sus complicaciones, pero Luis David lo bregó a la perfección y más adelante, lo obligó a seguir la muleta, hasta que la tomó por bajo por el lado derecho. Debió emplear el ayudado para ligar los naturales que le fueron jaleados por el público. Este ejemplar terminó buscando irse hacia tablas y fue despachado por una estocada entera de prontos efectos que le hizo ganar otro apéndice y con ello asegurar la Puerta Grande.
El español Ginés Marín ha tenido en este ruedo moreliano un dulce reencuentro con la embestida del toro mexicano, ha paladeado las cualidades del temple por lo que disfrutó en lo personal y convenció en lo general al público que gozó con sus procederes, en especial ante el quinto, ya que el segundo no le brindó facilidades y el torero resolvió con experiencia y dignidad.
Esa faena importante en fondo y forma al segundo de su lote, un precioso berrendo en cárdeno, inició con una serie de ceñidas chicuelinas. El toreo con despaciosidad marcó toda su labor artística. Las tandas de arte se sucedieron cuando toreó con la muleta en la mano derecha y luego vinieron los naturales de privilegio, hasta que se dio el lujo de realizar muletazos mirando al tendido, con reposo. Señaló un pinchazo y luego una estocada para ser premiado con una merecida oreja.
Paola San Román, abrió plaza, como primer espada. Ese primer toro de la tarde salió acalambrado de toriles, pero muchas gente pensó que estaba lesionado de los cuartos traseros y no querían que se picara, sino que fuera cambiado. Ese desconcierto generó que el varilarguero tardara en entrar en acción, pero cuando picó al astado, éste se descongestionó y se corrigió la situación.
Durante esos minutos perdidos antes de ejecutar la suerte de varas, el toro tuvo tiempo de enterarse y en los primeros muletazos se venció, prendió a la matadora por la parte interna del muslo derecho y la lanzó por los aires. Se salvó de un percance mayor gracias a que se salió de la jurisdicción del toro antes de que la prendiera en la arena.
Valerosamente, se levantó y le plantó cara al toro que hizo amagos por volver a prenderla. Con firmeza y determinación le pisó terrenos al burel, en cada embestida se la jugaba para ligar los muletazos con gran aguante. Sin embargo, al entrar al matar perdió la brújula y escuchó los tres avisos. De inmediato se dirigió a la enfermería, donde el doctor Benjamín Muñoz, jefe de los servicios médicos de la Plaza Monumental de Morelia, la atendió de un puntazo y pudo realizar la lidia del cuarto de la tarde.
Dicho segundo de su lote se desplazó largo, pero lo hizo rebrincando y por momentos calamocheando. Lo brindó al matador Teodoro Gómez, director de la Fundación Los Ángeles Taurinos A.C.
San Román se puso en el sitio, aguantó con valentía y los aficionados se lo reconocieron pues se lo pasó muy cerca de la faja, inclusive estuvo a punto de resultar prendida nuevamente. Lo “macheteó” y lo volvió a torear en una meritoria labor que nuevamente no fue coronada al primer viaje con el acero.
Abrió el festejo el aspirante a novillero Diego Medina que toreó un eral de El Junco, con el que estuvo voluntario recibió palmas.
Al finalizar la corrida, el matador Guillermo Capetillo le entregó el trofeo como triunfador de la corrida a Luis David, mientras que la empresaria Tomasina lo hizo a Ginés Marín, por la mejor faena.
FICHA DEL FESTEJO
Morelia, Michoacán. Plaza Monumental. Corrida para conmemorar el natalicio de José María Morelos. Casi media entrada, en tarde nublada, con llovizna a partir del quinto astado. Se lidiaron toros de La Estancia, bien presentados, de juego desigual, de los que destacó el quinto por su calidad. Pesos: 495, 498, 496, 512, 515 y 510 kilos.
Paola San Román (blanco y plata):
Silencio tras tres avisos y silencio tras aviso.
Ginés Marín (berenjena y oro):
Palmas y oreja.
Luis David (lila y oro):
Oreja y oreja.
Incidencias: El aspirante a novillero Diego Medina abrió plaza con un eral de El Junco, con el que recibió palmas. Al final de la lidia del primero, Paola San Román entró a la enfermería para ser atendida de un puntazo en la pierna derecha, que no le impidió continuar la lidia. Al finalizar la corrida, el matador Guillermo Capetillo le entregó el trofeo como triunfador de la corrida a Luis David, mientras que la empresaria Tomasina lo hizo a Ginés Marín, por la mejor faena.