Durante los meses de agosto y septiembre la España profunda y rural, vaciada en muchos de los casos, vuelve a tomar vida y color gracias a la presencia del toro bravo. Poblaciones que el resto del año ven bajar ostensiblemente el número de personas que pasean por sus calles, comen en sus restaurantes o duermen en sus casas. Las fiestas patronales en honor de su Patrón/a atraen a miles de foráneos por el simple hecho de ver al animal bravo cara a cara. Muchos se ponen delante, otros prefieren verlo desde primera fila y algunos desde la distancia.
Una proliferación de festejos que tienen lugar en varios puntos de nuestra piel de toro, ese que va desde localidades vallisoletanas, pasando por otras cacereñas, jiennenses, oscenses, madrileñas o valencianas. El culto y el respeto que se le tiene a este animal están fuera de toda duda. Las calles se inundan de aficionados que sueñan con poder dar un quiebro o un recorte a ese animal que ha sido escogido con mimo por las comisiones y peñas para el disfrute de todos.
Pero esta suelta de animales también supone una oportunidad para aquellos que sueñan con pasarse a un astado de este volumen por la cintura, correrle la mano y sentirse llevándoselo tras la cadera. Al no ser picador el animal en cuestión embiste con mayor fuerza y menor temple, necesitando que el torero sea capaz de engancharlo para que -si tiene la condición- reducirse hasta el final. Uno de esos toreros que lleva años luchado por un sueño es el toledano Ignacio Olmos, matador de toros de que recientemente cogió su espada y su muleta y se fue camino de la localidad madrileña de Torres de la Alameda.
Torres de la Alameda, esta tarde, con un buen toro de Marqués de Quintanar. He disfrutado mucho. Pa’lante. pic.twitter.com/95jZSQyMYU
— Ignacio Olmos (@IgnacioOlmos) October 8, 2024
Allí esperó pacientemente su oportunidad para echarse al ruedo. Fue ente un astado de Marqués de Quintanar (D. Carmen Giménez García y Cebada Gago), un tipo de toro con unas características muy particulares tanto en su fenotipo como en su genotipo. Como ya comentamos en alguna ocasión, muchos son los matadores de toros y novilleros que ante la falta de oportunidades buscan todos los resquicios posibles para seguir toreando, y en este caso Olmos no iba a ser menos.
Se trata de un espada que nunca lo ha tenido fácil, un diestro que incluso el día de su alternativa en Tomelloso tuvo que pasar a la enfermería tras ser corneado por el animal que cerraba plaza aquella tarde. El sueño de conformar en Madrid sigue en la cabeza de un espada que sabe que le llegará esa oportunidad soñaba, pero para estar a la altura es consciente que debe prepararse para no desaprovecharla, de ahí que, ante la falta de contratos, se vea abocado a ir de capea en capea para no perder el hilo directo con el toro.
En esta ocasión ha sido en la localidad madrileña de Torres de la Alameda, población a las puertas de Madrid donde el toro bravo está siempre presente. Unas fiestas en Honor a la Virgen del Rosario que este año han contado los días 5, 6 y 7 de octubre con animales de Partido de Resina, Hijos de D. Celestino Cuadri Vides, y Hdros. D. José Cebada Gago, Las Monjas, Ramos Valle (dos toros), Hdros. D. Antonio Ordoñez, Marqués de Quintanar (dos toros), D. Arcadio Albarrán y D. Antonio Bañuelos, un elenco ganadero de altura.
