La localidad madrileña de Chinchón celebraba, este 19 de octubre, su tradicional festival con un lleno en los tendidos. Se lidiaban novillos de Cayetano Muñoz, José Vázquez, Domingo Hernández, Victoriano del Río, Ginés Bartolomé y Jandilla para Juan Mora, Paco Ureña, David Galván, Alejandro Mora y los novilleros Aitor Fernández y Álvaro Chinchón.
Esencia y pureza de Juan Mora, oreja en una faena monopolizada al natural ante el noblón primero
Abrió plaza un animal salpicado de Cayetano Muñoz, medido de fuerza, pero noblón, al que Juan Mora pegó varias verónicas a pies juntos de cartel, aún mejores las medias de remate tanto en el saludo como en el quite por el mismo palo. Fue un novillo medido de poder, pero con cierta calidad, con el que Mora brilló desde el prólogo por bajo, especialmente, un pase del desdén interminable del que salió andando con torera naturalidad. Luego, salvo una tanda con la diestra, la faena estuvo monopolizada por la mano izquierda. Tejió naturales de muchos kilates, largos y profundos, con los vuelos. Pura esencia. Tras un final a pies juntos con esa mano, montó la espada que, fiel a sí mismo, llevó todo el trasteo. Estocada algo trasera tras pinchazo y oreja.
Ureña, a gran nivel, cuaja a un bravo segundo de vuelta al ruedo de José Vázquez
El segundo, de José Vázquez, fue un novillo definido y de magnífica condición. Una media abelmontada, abrochó el brioso saludo a la verónica de Paco Ureña. El inicio de faena tuvo tres trincheras de cartel, con pellizco. Fue el preludio de una faena en la que el murciano lo cuajó a placer. Primero con la zurda, abriendo mucho el compás. Después, en dos tandas largas -ocho o nueve muletazos y remate- de derechazos de mano baja exigiendo ya al novillo, que respondió, a más y con una gran profundidad en la embestida. Todo, además, con ajuste. Muy reunido. El poderoso final, con ayudados rodilla en tierra, una delicia. Estocada fulminante, dos orejas y vuelta al ruedo para el bravo novillo de José Vázquez.
Variedad y gusto de Galván, dos orejas del exigente tercero de Domingo Hernández
Con el guarismo del cero y castaño de capa, el tercero fue un toro de Domingo Hernández, estrecho de sienes y montado, al que David Galván recibió con más garbo que ligazón porque salió abanto de chiqueros. No paró quieto en su lidia y comenzó el gaditano buscando bajarle el ímpetu con pases de rodilla genuflexa. Fue una labor de mando, porque el burel, exigente, pedía gobierno. Galván logró ligar el toreo fundamental en tandas cortas, preñadas siempre de preciosos remates. Hubo dos pases de pecho, a la hombrera contraria, soberbios. Molinetes acompasados, trincherillas, afarolados, a dos manos, pases de las flores… Todo variedad. Todo fantasía. Final, con el toro queriéndose rajar, marca de la casa, con doblones, de nuevo flexionando la rodilla. Estocada y dos orejas a su esportón.
Entrega de Alejandro Mora, ovacionado con el deslucido cuarto, de Victoriano del Río
De testuz ensortijada y con volumen, el acapachado cuarto también fue cuatreño, esta vez, con el pial de Victoriano del Río. Empujó en varas el animal, que estuvo a punto de derribar a la montura. Luego, fue el ejemplar más deslucido, con menos humillación y recorrido que los anteriores del envío. Hizo un esfuerzo con él Alejandro Mora, que empezó pasándolo por alto en el tercio. Tiró de actitud y no escatimó en entrega en un trasteo al que faltó transmisión para calar en los tendidos por esa condición de su oponente. Además, lo pinchó varias veces. Fue ovacionado.
Vuelta al ruedo para un bullidor Aitor Fernández con un encastado utrero de Ginés Bartolomé
El quinto fue un novillo castaño de Ginés Bartolomé que tuvo movilidad y encastada condición. Aitor Fernández, bullidor, estuvo en novillero ya desde el quite fundiendo gaoneras y saltilleras. Muleta en mano, el novillero local trató de aprovechar la interminable codicia del utrero para sin perderle pasos, taloneando mucho, ligarle tandas largas en las que pudo erguir la figura. Final por luquecinas antes de que la espada le cayera defectuosa, por lo que necesitó un golpe de cruceta. Vuelta al ruedo y ovación para el novillo en el arrastre.
Sin opción Álvaro de Chinchón con un novillo descompuesto y a la defensiva de Jandilla
Largo y montado, el sexto lució el pial de la estrella de Jandilla, fue un utrero descompuesto y que soltó la cara ya en los primeros tercios tras un entonado saludo a la verónica de Álvaro de Chinchón. El novillero se puso luego como si fuera bueno, pero el animal sacó aún más genio y cada vez presentó mayores complicaciones hasta el punto de levantarlo del suelo sin llegar a voltearlo. Volvió a la cara, pero ya tenía enfrente un marmolillo que no pasaba. Sin opción. Lo “despenó” de pinchazo y estocada casi entera tendida en dos tiempos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Chinchón, Madrid. Tradicional festival con picadores. Lleno.
Novillos, por este orden, de Cayetano Muñoz, José Vázquez, Domingo Hernández, Victoriano del Río, Ginés Bartolomé y Jandilla. El primer novillo, con bondad, le faltó mayor pujanza; el segundo, gran novillo, bravo y a más, pronto, con humilladora y profunda embestida, de vuelta al ruedo; el tercero, con pies y con movilidad, exigente, acabó rajándose; el cuarto, deslucido y de media embestida; el novillo quinto, encastado y codicioso, con duración; el novillo sexto, muy descompuesto, soltó mucho la cara, casi sin embroque.
Juan Mora, oreja.
Paco Ureña, dos orejas.
David Galván, dos orejas.
Alejandro Mora, ovación.
El novillero Aitor Fernández, vuelta.
El novillero Álvaro Chinchón, ovación.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS