El toro bravo es un animal jerárquico, lucha por el cetro del cercado y no le importa medirse con cualquiera de sus hermanos para conseguirlo. Al contrario que otros rumiantes o herbívoros estos tienen un instinto de conservación que les hace luchar hasta la muerte si se ven en peligro. Tal y como nos cuenta Julio Fernández, “el toro es un animal muy sensible, fíjate, que prevé los cambios de presión días antes de que nos pasen, debido a que es un animal poco sociable y con jerarquías poco estables, lo que le hace emprender una lucha por la dominancia”.
En alguna que otra ocasión ya contamos que este es el pan nuestro de cada día en una explotación de bravo, de ahí que vaqueros y mayorales deban estar atentos para adelantarse a estas peleas. Como suele decirse “cada maestrillo tiene su librillo” actuando los ganaderos de diferente forma para atajar este problema. En Ana Romero separan los toros en cercados pequeños, en Gavira corren a los toros para cansarlos y evitar así que salte la chispa y en otros dan entrada a becerritos recién herrados o añojos para evitar tensiones entre los más mayores.
El problema no radica tanto en un enfrentamiento uno contra otro, sino en la aparición de un tercer hermano que decante la pelea. Este suele ser siempre el que entra por detrás, desestabilizando al oponente y haciendo que uno de sus toros tome ventaja respecto al otro; ahí es cuando el enfrentamiento se pone serio de verdad. Una vez con uno de los ejemplares en clara desventaja el resto de los intervinientes en la pelea lo golpean hasta la muerte.
Este es el caso de un ejemplar de Monte la Ermita, un animal que gracias a las fundas se libró de ser corneado como si de varios golpes de navaja se tratasen, pero no de perder la vida por cornadas internas, rotura de huesos o hernias cuando el golpe es certero. Un problema que muchas veces viene de lejos, es decir, por peleas anteriores para asaltar o defender el cetro del cercado. El cambio de tiempo, la aparición de otros hermanos de camada o las horas posteriores a la comida son momentos donde los hombres de campo deben estar alerta.
Así de duro es el campo bravo… Crías un animal con toda la ilusión durante 5 años, para que una mañana aparezca de la noche a la mañana matado por sus hermanos… Ley de vida, así es este animal se podía leer en el día de ayer en las redes sociales de la citada vacada de Monte la Ermita, proyecto ganadero entroncado en la sangre Torrestrella, Jandilla y Juan Pedro Domecq y que tiene su cuartel general en la finca del mismo nombre situada en el término municipal de Villamantilla (Madrid).
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