SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES

El relajado temple de Pedro de la Hermosa y el pellizco de Óscar Campos, en hombros en la clase práctica de Sanse


sábado 18 enero, 2025

La segunda edición de los "Encierros Blancos" incluía como novedad una clase práctica con diferentes alumnos de cuatro Escuelas Taurinas y el argumento de ver en el ruedo vistosas reses "Caras Blancas de Carpio"

Clase Práctica, San Sebastián de los Reyes, Encierros Blancos

Pedro de la Hermosa, de la Escuela de Galapagar, y Óscar Campos, de la Escuela José Cubero ‘Yiyo‘, salieron en hombros -por la puerta de cuadrillas- esta tarde de la plaza de toros de La Tercera de San Sebastián de los Reyes, tras pasear dos orejas cada uno de la clase práctica programada dentro de los denominados «Encierros Blancos» por la festividad del Patrón del municipio madrileño. Destacó el temple y el relajo -más siendo un novillero sin caballos- de De la Hermosa, más cuajado que un imberbe Campos que sorprendió por su pellizco ante un animal de peores condiciones de Caras Blancas de Carpio, de cuyo encierro destacó el enclasado primero.

Pedro de la Hermosa recibió con cadencia y cargando la suerte, al primero de Caras Blancas, un animal que tuvo celo y clase, además de mucha duración. Fueron verónicas muy templadas, despaciosas. Una virtud que presidió toda su obra después muleta en mano. Siempre echándosela al hocico, sin un tirón, con los vuelos, muy relajado y la figura erguida. Todo presidido por un temple exquisito. Y gusto. No hubo un solo alarde ni gesto de cara a la galería. La espada le cayó tendida y, por eso, tardó en doblar el animal. Pese a ello, paseó dos merecidas orejas.

El segundo fue un becerro con genio y mansito, que se dolió mucho en banderillas, al que Íker Ortega recibió a portagayola. Se llevó una voltereta en ese recibo. Varias más después, durante un trasteo en el que las complicaciones de su adversario hicieron más palpable su verdor, pese a las ganas que derrochó. Faena de largo metraje, porque el animal, pese a su mansedumbre, nunca terminó de rajarse. Falló a espadas y sólo paseó un trofeo.

La mansedumbre también fue el rasgo distintivo del tercer becerro. Pero mucho más evidente incluso. Barbeó lo suyo y, tras los quites, -tercio en el que destacó uno por chicuelinas muy acompasadas de Óscar Campos que remató con una media superior-, se rajó con descaro. Pese a ello, el alumno de la Escuela José Cubero «Yiyo» le buscó las vueltas y logró arañarle muletazos de mucho mérito buscando en todo momento componer. En algunos pases hubo gusto y cierto pellizco. Sobre todo, cuando el animal se desplazaba más y podía acompasar las embestidas con aires «aflamencados» tanto en el embroque como en el trazo. Faena larga, siempre al abrigo de las tablas, que rubricó con una estocada casi entera caída tras la que recibió el doble premio.

Cerró plaza un ejemplar que se movió nada más salir de chiqueros, pero, tras el brioso recibo de Neyzan Espín, perdió las manos y ya le costó un mundo. Muy afligido, visiblemente mermado, no tuvo ya una sola arrancada. Ni se le pudo banderillear. Inédito.

En la plaza de toros de La Tercera, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), se han lidiado cuatro reses de Caras Blancas de Carpio, desiguales de juego, el mejor, el primero, con fijeza y clase, tuvo mucha duración; mansitos el repetidor 2º y el rajado 3º, inédito quedó el cuarto tras quedar lastimado tras el recibo. Pedro de la Hermosa (Escuela Taurina de Galapagar), dos orejas; Íker Ortega (Escuela Taurina de Guadalajara), oreja; Óscar Campos /Escuela Taurina José Cubero ‘Yiyo’), dos orejas; y Neyzan Espín (Escuela Taurina de Albacete), silencio.

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