¡Socorrooooo! ¡Auxiliooooooo! ¡Que viene el lobooooooooo! Uno que tiene coleta, colmillo brillante, retórica demagógica encanta serpientes y mala baba para amargar seis vidas. La amenaza del lobo, rojo por fuera y negro por dentro, se cierne sobre cualquier forma de afición taurina de los madrileños y allegados. Y de todos los demás a los que les gusten los toros, esa afición tan retrógrada, bárbara y antediluviana -lo creería, desde luego, si supiera lo que significa la palabra-.
Ya lo avisábamos hace cinco días: pensar que al toreo no le afecta el 4M es erróneo. Mucho. Le afecta por el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid; le afecta por la gestión de Las Ventas (es la CAM quien debe otorgarla) y le afecta porque la Cultura, en general, está en peligro.
Y este mismo mediodía hemos conocido que la última y más grave afección radica en cómo un vicepresidente del Gobierno abandona su cargo en plena pandemia para adherirse a las listas de Unidas Podemos en la Comunidad. La persona que más y con más violencia ha atacado la cultura de la tauromaquia en las últimas décadas. El político que más armas sucias ha sacado en nuestra contra. El lobo. Aunque a este el turrón le viene de Venezuela, de Irán y de Cuba, sin que nadie acierte muy bien a saber cómo.
No hace falta ser una mente brillante para presagiar lo que Iglesias puede hacer con un edificio público que dependería de él si tuviese en su mano el timón de sacarlo o no a concurso, de hacer o no el concurso viable, de allanar el camino de la vuelta de los toros a la capital o no. Las dentelladas que el lobo está como loco por pegarle a su presa.
El partido que registró una enmienda a la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia con el objeto de incluir la prohibición de que los menores de edad puedan asistir a los espectáculos taurinos; el partido que, hace tan sólo dos meses, tachó al toreo de «un negocio de señores de la corte» y una forma de «control masculino sobre la naturaleza»; el partido cuya escisión -igual de peligrosa-, Más Madrid, contestó en enero una información de Cultoro falseando la realidad a su antojo para endosarle a la tauromaquia subvenciones que no percibe.
La pregunta ahora radica en dónde irá el voto que pierde Ciudadanos en la Comunidad… Iglesias se ha bajado de la burra desde la que emponzoñaba el país para reunir ese voto en su seno y dinamitar así el muro de contención que Ayuso le ha puesto delante y con el que no tiene bemoles de lidiar. Un último intento por hacer el mal que refleja el destello ladino de su colmillo. En las manos de todos los taurinos está que la Moncloa de la tauromaquia no caiga en sus garras. El futuro depende de ello.