CAMPO BRAVO

El joven talaverano que compagina su trabajo en una oficina con su nueva ganadería de Santa Coloma: la historia de Lalo Camacho


miércoles 9 abril, 2025

Se trata de una vacada formada hace más de un lustro en tierras de Toledo

Ganaderia Toledo
Una vaca con un becerro y, a la izquierda, el joven ganadero talaverano. © R. T.

Dentro de nuestra piel de toro encontramos un amplio número de vacadas de bravo inscritas y agrupadas dentro de las cinco asociaciones existentes: Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas, Asociación de Ganaderos de Lidia, Ganaderos de Lidia Unidos y Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia. Si bien es cierto que hace varios lustros las ganaderías se dividían en hierros de primera y segunda, actualmente cualquier vacada dada de alta en una de las asociaciones antes mencionadas puede lidiar animales sin problema alguno.

Fruto de esa apertura muchos criadores de nuevo cuño no se vieron abocados a darse de alta en la RUCTL optando estos por hacerlo en una de las cuatro restantes. Este es el caso del hierro que cayó en manos de José Ladislao Camacho, gran aficionado al mundo del toro y un enamorado del encaste Santa Coloma. Este talaverano siempre tuvo la ilusión de hacerse ganadero de bravo, algo que consiguió tras comprar un hierro de la AGL amén de una punta de vacas con su correspondiente semental de un conocido hierro toledano.

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Hablar del encaste Santa Coloma es hacerlo de una de las sangres más importantes del campo bravo, esa por la que apostó Víctor Huertas Vega para formar su proyecto ganadero en el pasado siglo. Tras su fallecimiento la ganadería fue dividida en varios lotes correspondiendo uno de ellos en 1995 a su hija Mª del Sagrario Huertas Vega, quien se queda con el hierro y divisa de Hermanos Huertas Vega, pasando a anunciar la ganadería a su nombre. En 1.997 refresca la ganadería con un semental de Sánchez Fabrés y ya en 2.002 con un lote de hembras de Sotillo Gutiérrez, de procedencia Albaserrada-Santa Coloma, amén de un semental del mismo hierro cedido durante un año. Visto los buenos resultados obtenidos con este refrescamiento se opta por adquirir más sementales de esta procedencia.

Como ya contamos en más de una ocasión son muchos los jóvenes que dan el paso y forman su proyecto ganadero. Si recientemente hablábamos de Guillermo Rowe con el hierro de La Gloria, ahora lo hacemos de José Ladislao Camacho, un manchego de 37 años de edad con el que hablamos para conocer de primera mano este bonito proyecto ganadero que tiene entre manos cerca de la toledana localidad de Talavera de la Reina. Un joven ganadero al que le une una estrecha amistad con Tomás Rufo, uno de los matadores de toros con mayor proyección del escalafón, ese que recientemente quiso publicar en sus redes sociales unas fotografías de una jornada de herradero y tentadero en dicha vacada.

 
 
 
 
 
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En Santa Paula, término municipal de Las Herencias (Toledo), hace algunos años que se asienta este ilusionante proyecto ganadero cimentado en un encaste que poco a poco va entrando por méritos propios en las ferias: “Yo siempre he sido un enamorado de la fiesta de los toros, desde chico siempre soñé con hacerme ganadero y con los años pude llevarlo a cabo tras comprar una punta de 30 vacas a la ganadería de Sagrario Huertas de encaste Santa Coloma”.

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Unos primeros pasos que quiso dar con una ganadería en la que confiaba, un hierro con una base genética muy contrastada: “Es una familia a la que le tengo un enorme cariño y cuando me lancé a esta aventura fueron los primeros en tenderme la mano. Amén de las vacas también tengo un semental con su hierro que está dando unos resultados muy buenos, esperemos que siga ligando de esa manera y podamos meter más hijos suyos en la plaza”.

Hoy en día los ingresos para mantener la vacada vienen del trabajo que este ganadero tiene fuera del campo: “Tengo 37 años y trabajo como oficial en una notaría” nos explicaba José, un joven que comenzó su proyecto hace poco más de un lustro. “El hierro lo compré a Mónica Mayoral tras la partición que hubo con sus hermanos, este pertenece a la Asociación y desde el primer momento nada más que tuve facilidades por su parte. Respecto al nombre de la ganadería opté por ponerle La Jurídica, no es nada enrevesado, sino porque mi familia se dedica al derecho”.

Conforme avanzaba la entrevista este nos hablaba sobre los tiempos, más si cabe en un mundo ganadero donde las prisas son malas consejeras: “Ser ganadero de bravo es una enorme responsabilidad, y así me lo tomo. Si bien es cierto que tengo el sueño de lidiar alguna novillada sin caballos; he lidiado algún festival, he llevado animales a las calles… pero hasta dentro de tres o cuatro años no tengo pensado lidiar de una forma continuada. Quiero estar muy seguro de lo que eche, cuando lo eche”.