Javier Fernández-Caballero / Fotogalería: Emilio Méndez
El Juli, Daniel Luque y Juan Ortega trenzaban el paseíllo este viernes en la segunda de abono en la Plaza Real de El Puerto de Santa María. Se lidiaba un encierro de Garcigrande a partir de las ocho de la tarde. Así os lo contamos toro a toro:
Un pinchazo lastra una faena de poder de El Juli al encastado primero
De 505 kilos era el primero de la tarde, animal cinqueño, montado y cuesta arriba, que salió suelto en el capote de Juli. Sublimes los doblones por abajo de inicio de faena para obligar al de Garcigrande, que le repitió con codicia en la primera de las series tras ese sometedor inicio muleteril. Prosiguió toreando en redondo un pleno Juli que solventó con técnica la falta de poder en ocasiones del animal. Plenamente entregado a la obra, dando el pecho, roto con el toro que seguía teniendo codicia mas no la clase necesaria ni tampoco la fortaleza para proseguir hasta el final. A más fue la obra del madrileño, que domeñó el tranco del de Garcigrande a base de llevarlo muy sometido, de que no viese más que telas y de bajarle la mano para obligarlo… pero un pinchazo previo a la estocada evitó que finalmente tocase pelo. Ovación.
Luque paladea el toreo ante un segundo muy a menos al que desoreja
Despaciosos fueron los lances a la verónica de Daniel Luque al segundo, un animal al que remató ese prólogo por bellas tijerillas. Y más bello aún fue el quite, en el que sublimó el toreo por ese mismo palo Daniel Luque. Dio emoción su cuadrilla en banderillas y, tras ese tercio, varias caídas del animal en el prólogo muleteril del torero de Gerena presagiaron que no sería una obra fácil para el diestro. A base de tocar teclas, Luque fue construyendo una faena en la que le hundió la mano en el toreo a diestras y tuvo algunos remates de serie geniales. A sones de “Dávila Miura” dejó momentos rotundos de su concepto artista. Ya con el animal más apagado, tuvo que tragar y aguantar parones del toro. Y también tragó en las luquecinas y en la previa -por no ayudarle el animal- de una estocada entera pero trasera que le propinó. Fue efectiva, sin embargo, e hizo caer al animal. Dos orejas para Luque.
Ortega, ovacionado con el aplomado tercero bis
“Desamparado”, número 84, era el tercero de la corrida, castaño claro de capa, nacido en febrero de 2017 al que Juan Ortega dejó un par de verónicas de buen trazo de inicio, siendo protestado el animal por falta de fuerza. Y fue para atrás. El primero de los sobreros, “Campanario”, salió al ruedo tras esa devolución, animal que no se entregó a las telas de Juan Ortega de inicio y que robó dos capotes de los hombres de plata durante los dos primeros tercios. Le plantó la muleta planchada por la mano diestra Juan en la primera de las series y, a base de tocarlo mucho y permanecer quieto entre muletazos, logró hilarle esa primera tanda en redondo. Parado totalmente el animal desde ese momento, le robó Ortega muletazos sueltos de mucha personalidad pero sin que la obra terminase de romper por la falta de enemigo. Tras despenarlo con el acero, fue ovacionado.
Juli, poderoso ante el descompuesto y peligroso cuarto
Con la cara alta salió el castaño claro cuarto, animal al que Salvador Núñez le recetó una vara en todo lo alto y que no se lo puso fácil a los hombres de plata en el tercio de banderillas. Con solvencia se lo sacó hasta los medios a un animal con embestidas descompuestas e incómodas. Domeñó el difícil tranco del animal, queriendo someter en todo momento por abajo al peligroso astado… y cuando lo tenía domeñado, se ha rajado. Le metió con habilidad la espada, siendo ovacionado.
Luque, firmísimo ante otro peligroso quinto
Nada fácil el quinto de salida, un animal con el que fue ovacionado José Manuel García “El Patilla” por el tercio de varas. Apretaba una barbaridad el astado en banderillas. Y, en faena, fue trazando el toreo Luque a sones de La Concha Flamenca ante un animal con peligro sordo en una obra breve pero intensa, en la que no se perdió ni un ápice la emoción. Todo se lo guardaba dentro y, en cuanto veía desarmado al torero, arreaba el de Garcigrande. Otra prenda, sin duda. Le costó cuadrarse, y le metió una espada que tiró al animal. Paseó una nueva oreja.
Juan Ortega, sublime en el sexto: dos orejas a su despaciosidad en una obra que brindó al maestro Galloso
“Travieso” era el negro sexto, segundo del lote de Juan Ortega, de 500 kilos de peso, que no se dejó de salida y que recibió un buen tercio de varas. A punto estuvo de prender a Jorge Fuentes a la salida del caballo. Brindó a José Luis Galloso su obra Ortega, una obra que tuvo un prólogo realmente sensacional: toreó con un temple supremo, manejó las muñecas con una sutilidad suprema e hizo el toreo de más puro arte. Enorme Juan Ortega. Por la derecha acompañó la embestida del de Garcigrande de nuevo con temple, y la lástima fue que a zurdas le robó las telas el astado. Se le fue yendo a menos el animal, pero dejó de nuevo detalles de su personalísima forma de ver el toreo en el epílogo muleteril. Extraordinario Ortega. Mató de un estoconazo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de El Puerto de Santa María, Cádiz. Segunda de abono. Corrida de toros. Lleno en el aforo permitido.
Toros de Garcigrande.
El Juli, ovación y ovación.
Daniel Luque, dos orejas y oreja.
Juan Ortega, ovación y dos orejas.