Damián Castaño culminó su gesta este domingo en San Agustín de Guadalix (Madrid) y en la última de la Feria del Aficionado se erigió en el primer matador de toros de la historia que estoquea seis toros de Dolores Aguirre en solitario. Sin duda, una paradoja, porque el motivo por el que entra en los anales del toreo, fue precisamente el que le alejó de la gloria que otorga el triunfo. El salmantino tuvo pasajes de buen toreo, se le ve lucido, con capacidad, delante del toro y su entrega fue total -incluso pareció herido tras una voltereta y una fuerte paliza del quinto-, por tanto, pudo cortar más de un trofeo, pero la espada no funcionó. Tan sólo logró enterrar el acero al primer intento en el cuarto de una corrida seria pero algo desigual de Dolores Aguirre, en la que destacó la bravura en varas del buen segundo, que se desfondó en la muleta.
Damián Castaño marra con el acero una faena de peso a un buen primero de Dolores Aguirre
Abrió plaza un “Carafea” -familia con alcurnia en la casa- largo y alto, pero sin llenar, zancudito, con mucha cara y muy abierta, tocadito de pitones. Remató mucho en los burladeros de salida y permitió esbozar las primeras verónicas a Damián Castaño. Tomó cuatro varas en las que fue andando al peto, pero empujó en todos ellos con fijeza. Buena lidia de Juan Carlos Rey y dos pares repletos de facultades de Iván García. Mantuvo esa movilidad el animal en la muleta de Castaño, que lo dejó más a su aire, simplemente acompañando en las primeras series. En la segunda mitad de faena, buscó ganarle un paso para ligar las tandas, atacándole más, más por abajo, y el de Dolores Aguirre respondió. De embestida profunda y que transmitía, humilló cada vez más y hubo dos tandas magníficas, uns por cada pitón, en las que rugieron los tendidos. Muy largos, de pitón a rabo, los de pecho. La faena era de premio, pero marró con el acero, tres pinchazos antes de una estocada desprendida, y todo quedó en una ovación desde el tercio.
Sin opción Damián Castaño con un segundo desfondado, tras una excelente pelea de bravo en el caballo
Más lleno y más bajo, con mejores hechuras, el segundo abría mucho la cara. Definido de salida, embistió con clase en el percal de Damián Castaño. Excelente fue su pelea luego en el caballo de Javier Martín, que protagonizó un buen tercio de varas. Se arrancó de parado en todas ellas, con buen tranco y empujando con fijeza. Sangró mucho, por ello, el toro. Rubén Sánchez lo lidió con esmero. Comenzó la faena Damián Castaño, muy torero, a dos manos. Sin embargo, el animal acusó mucho esa manera de emplearse con bravura en el caballo y se paró. Dos tandas duró y cada vez quedándose más corto. Quiso buscarle las vueltas el charro, pero enseguida cogió el acero, con el que volvió a fallar. Tras tres pinchazos, acertó al segundo golpe de cruceta.
Esfuerzo por el pitón derecho de Damián Castaño con el incierto y reservón tercero
Colorado, más cortito, pero con cuajo y muy serio, en la mitada y en sus pitones, amplio de sienes, acapachado pero con dos alfileres por puntas. De embestida dormida, no hubo lucimiento en los primeros tercios. Al contrario, se dejó sin más en el peto y, muy agarrado al piso, complicó muchísimo el segundo tercio echando la cara por las nubes. Una quimera. Comenzó sometiéndole por bajo con poderosos doblones, tratando de quitar ese ímpetu al toro. Tardo y pensándoselo en el comienzo de la serie, luego, dejándole la muerte muy puesta, logró ligar un par de tandas por el derecho. Tragando logró suyo, porque su arrancada siempre fue incierta. Ni uno tenía por el izquierdo, más complicado aún. Además, en esas probaturas iniciales por la izquierda, el toro perdió las manos y pareció lastimarse la derecha, momento en que Castaño cogió la espada, roma por tercera vez.
Tesón y aplomo de Damián Castaño con un cuarto brusco y complicado
Colorado como el anterior fue el cuarto, un torazo, altote y rematado como una pelota. Con mucha longitud de pitón e imponente arboladura. Hubo un ramillete de verónicas de Damián Castaño en el recibo. El de Dolores Aguirre manseó lo suyo, marcando mucho las querencias. Pese a ello, no fue óbice para que tomara dos varas -recibió cuatro en total- de punta a punta del coso, aunque en la última volvió a mansear, pues salió de naja en cuanto notó la puya. Lo lidió con kilates Iván Garcia. Luego el trasteo estuvo basado en el pitón derecho, el único por el que se deslizó algo más -sin ser ni mucho menos franco- el burel, pues no pasaba por el izquierdo. Muy firme, apostó con esa mano y resistió la brusquedad, casi genio, cada vez mayor de su oponente, al que le costaba a partir del tercer muletazo por su romana. Lo mató de estocada tendida casi entera y afloraron algunos pañuelos, insuficientes, por lo que todo quedó en una ovación.
Castaño, volteado, le busca las vueltas a un quinto desrazado y de poco recorrido
El quinto fue una pintura. Un precioso y entipado salpicado, largo, rematado y veleto, tremendamente astifino desde la mazorca. Muy serio. Le enjaretó media docena de verónicas cadenciosas y cargando la suerte, pero cuando iba a rematar salió suelto. Esa condición, abanto, propició una lidia desordenada, que derivó en que no hubiera un correcto tercio de varas. Mal picado, hubo mayor control en banderillas. Acusó esa mala lidia y el fuerte castigo, en el último tercio, más agarrado al piso. Damián Castaño no volvió la cara y achó la moneda. Porfió con el de origen Atanasio, pese a su aspereza y corto recorrido. Mucho aplomo. Ese riesgo se tradujo en una fea cogida cuando lo toreaba con la diestra. Le prendió y lanzó varios derrotes colgado del pitón antes de pisotearlo ensañado. Se levantó desmadejjado y volvió a la cara, muy dolorido, posiblemente herido, cojeando ostensiblemente. Pese a ello, logró pasaportarlo y recibió una ovación como premio a su entrega.
Tesón baldío de Damián Castaño con el vacío y aquerenciado sexto
Pese a vérsele mermado, Damián Castaño quiso culminar su gesta y se dispuso para la salida del último de Dolores Aguirre. Cerró plaza un negro girón, largo y lleno, bajo y de lomo recto. Bien hecho. Acapachado y con mucha longitud de pitón . Amplísima cuna. No permitió el lucimiento en los primeros tercios y marcó incluso las querencias. Buena lidia de Mathieu Guillon. Castaño trató de darle celo en el comiendo de faena, porwue el animal pareció no tener demasiado poder. Paradote, agarrado al piso, el charro intento siempre provocarle su embestida y le consintió mucho hasta terminar incluso toreándolo en sus terrenos, junto a la puerta de toriles. Tesón que nunca se tradujo en calado en el tendido. Tampoco en este acertó con la tizona.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de San Agustín de Guadalix (Madrid). Tercera de la Feria del Aficionado. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Dolores Aguirre. El primero, de buena embestida, tuvo clase y profundidad; el segundo, bravo de verdad en el caballo, se paró en la muleta, desfondado; incierto el tercero; cuarto brusco y complicado; deslucido y con poco recorrido el quinto; aquerenciado el sexto.
Damián Castaño, de pizarra y oro, en solitario: ovación, silencio, silencio, ovación, ovación y ovación.
CUADRILLAS. El premio al mejor picador de la mañana fue para Javier Martin por su tercio al segundo
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS
