Si Morante de la Puebla eligió el hierro de Francisco Galache, emblema del campo bravo español, para torear en la próxima Feria de la Virgen de la Vega de Salamanca, El Juli no se ha quedado atrás y también estoqueará la histórica ganadería en La Glorieta. Según el avance ofrecido por Javier Lorenzo en La Gaceta, el cartel de esa corrida lo completará el joven Alejandro Marcos. El Juli, además, podría hacer el paseíllo en dos tardes en el abono charro, aunque este segundo compromiso aún no está cerrado.
En cuanto a otras combinaciones de un ciclo que se desarrollará del 9 al 12 de septiembre de forma continuada y el día 21 con la corrida de rejones, Manzanares y Roca Rey abrirán el serial, en el que estarán toreros como Diego Urdiales, Emilio de Justo, probablemente López Chaves…
Los patasblancas, un mito del campo bravo: esta es su historia
Hay dos castas fundacionales de las que derivan prácticamente todas las ganaderías de bravo actuales: la del Conde de Vistahermosa y la del Duque de Veragua, aunque el paso del tiempo y la evolución del toreo han motivado que lo del Conde sea predominante en el toro bravo quedando lo veragüeño como una presencia testimonial.
Allá por el año 1920, un ganadero de El Escorial tuvo la idea de cruzar vacas de Veragua con un semental del Conde de Santa Coloma, una especie de aventura que José Vega, ganadero que lo hizo, debió tomarlo como una experiencia, o aventura, pues el resto de los ganaderos eran partidarios decididos de la selección genética dentro de su propia vacada.
El señor Vega, de quién en los anales de la tauromaquia se conoce muy poco, vendió la ganadería a los cuatro años, prácticamente sin conocer su resultado en la plaza. Y los adquirentes fueron los Hermanos Villar, de la localidad zamorana de Benavente que, como se dice, la pusieron en circulación.
El cruce proporcionó un tipo de toros peculiar en su pelaje y comportamiento. Al cabo de los años, los dos hermanos vendieron su parte a ganaderos salmantinos de la familia Galache y Sánchez Cobaleda respectivamente, cuyos descendientes son los actuales propietarios
Estos toros, encaste vega-villar, tienen muchos de ellos una particularidad: desde la pezuña hasta una cuarta mas arriba, las dos patas delanteras o las cuatro tienen color blanco, y se les llama calceteros por ello, como si vistieran calcetines blancos. El resto del pelaje suele ser berrendo, o sea mezcla de manchas cárdenas (blancas como nevadas) y negras, o negras en su totalidad pero con parte de la tripa, o el braguero, blancos, o manchas aisladas también de este color en la cara u otras partes del cuerpo.
Su aspecto es de mucha seriedad, bien encornados y de un temperamento fuerte lo que les fue relegando a corridas de rejoneo. Estas ganaderías como las salmantinas de Barcial y la de Sánchez Cobaleda, entre otras, tuvieron sus momentos de esplendor y proporcionaron triunfos importantes a toreros destacados hasta unos veinte años atrás en que empezó, por la propia evolución del toreo en la muleta, a disminuir notablemente su presencia en los ruedos.